Hanoi es literalmente un caos,
las motos dominan la ciudad, una ciudad en la que prácticamente es imposible
caminar por la calle, el tráfico es terrible y las motos, que igualan en número
a la población, van en todas las direcciones e inclusive por encima de las
aceras, así que no es raro ver a los transeúntes pegados a la pared o meterse
en una tienda para evitarlas, porque aunque son diestros en esquivar a los
peatones nunca pararan para dejar paso y si vas a pie tienes todas las de
perder.
Hacía tiempo que queríamos viajar
a Hanoi, ya habíamos visitado Ho Chi Min y siempre nos comentaban que Hanoi y
la bahía de Halong eran más auténticos, caóticos y naturales. Asi que este año,
y aprovechando un fin de semana largo, el Día de la Hispanidad, nos escapamos
hasta allí. Llegamos un viernes a mediodía
y lo primero que hicimos tras hacer el check-in en el hotel nos dirigimos a
confirmar nuestro crucero por la bahía de Halong que duraría dos días (sábado y
domingo) y el lunes volveríamos a Singapur.
Teníamos poco tiempo para hacer
turismo por la ciudad ya que el viaje a la bahía salía al día siguiente a las 8
de la mañana y no volveríamos hasta el domingo por la noche. Así que nos
pusimos en marcha para visitar los siguientes sitios, llegamos a todos ellos a
pie ya que la ciudad es pequeña y fácilmente abarcable:
Fuimos a ver el Lago Hoan Kiem, en
mitad de la ciudad, que tiene en su centro una pequeña pagoda y también una famosa
leyenda: el emperador Thai To se encontraba pensando en el lago cómo derrotar a los invasores chinos de la dinastía
Ming cuando una gran tortuga se le acercó portando en su boca una espada mágica. La espada poseía la fuerza de 1.000 hombres. Con la espada
el emperador venció al invasor y,
tras ello, la tortuga volvió a emerger y le arrebato la espada que devolvió al
fondo del lago. El emperador, agradecido, construyó la pagoda para honrar a la tortuga gigante.
Rodeando el lago nos dirigimos al
Templo de la Literatura, construido en honor a Confucio en el 1070, que fue la primera
universidad de Vietnam.
De ahí fuimos a ver la Catedral
de Hanoi, San José, una edificación de estilo neo-gótico construida en 1886.
Justo delante de la catedral se encuentra una estatua de la Virgen María. El
interior de la catedral, al que pudimos acceder por una puerta lateral, es
precioso.
Después de pasar el día caminando, decidimos parar a comer algo y junto a la Catedral descubrimos un café
con un balcón muy agradable y donde probamos por primera vez el café vietnamita.
Seguimos con nuestro camino y
visitamos la zona antigua, el mercado nocturno, construcciones tradicionales y
descubrimos cosas impactantes como un puesto donde estaban cocinando perro,
cabeza incluida (voy a omitir la foto para no herir sensibilidades) pero
confieso que de todo lo que he llegado a ver viviendo en Asia esa es una de las
cosas que más me han impresionado.
Cenamos en una calle paralela al
Hang Be Market, cerca del lago, y disfrutamos mucho de un plato de noodles en
sopa, porque se me ha olvidado comentar que por la noche comenzó a lloviznar y
a hacer frio, algo que seguiría siendo una constante a lo largo del fin de
semana.
Como habíamos planeado al día
siguiente nos recogió en el hotel una minivan para llevarnos a la bahía de
Halong, un viaje de cuatro horas desde Hanoi. Una pesadez.
Cuando llegamos allí nos
asignaron una habitación en el barco, una habitación estupenda, con balcón, una
ducha con hidromasaje y una cama grande. Una vez que dejamos las maletas
subimos a la terraza a hacer unas fotos pues ya estábamos en marcha y nos adentrábamos
en la bahía.
Formaciones rocosas empezaban a levantarse ante nuestros ojos y el
paisaje era realmente bonito. Poco después bajamos a comer al comedor del
barco, donde compartimos mesa con otros pasajeros de diferentes nacionalidades
que viajaban por el país.
Aunque hacia muchísimo frio la tripulación
quería seguir con el plan original que consistía en una excursión a Hang Sung
Sot y su cueva maravillosa y después a hacer kayak y darnos un baño. Creo que
no hace falta decir que todos nos quedamos un poco ojiplaticos ante la
perspectiva de quitarnos el abrigo para ponernos un bañador… aun así lo hicimos
pues ya que estábamos allí cumpliríamos con todo el paquete… dejaríamos la neumonía
para casa…
La cueva es una preciosidad, es
inmensa, y el recorrido dura más o menos una hora, para acceder hay que subir
unos 90 escalones, el camino es sencillo y está bien iluminado, y tras el
recorrido se encuentra el mirador para tomar unas bonitas fotos sobre la bahía.
Las vistas desde el mirador:
Una vez terminado volvimos en
barca al barco y allí nos encontramos con la gran noticia: nuestro crucero se
acababa allí y en ese preciso momento. El gobierno había decretado una alarma
por tormenta y todos los barcos debían volver a puerto. Y del puerto a Hanoi.
Entre quejas, llamadas a agencias de viajes (pues nadie tenía hotel en Hanoi
para pasar la noche) y discusiones con la tripulación recorrimos en tiempo
record el trayecto que nos separaba del puerto.
Vuelta al bus y otras cuatro
horas de viaje a Hanoi. Pesadez doble. La tripulación del barco nos encontró un
hotel para pasar la noche, y tras hacer el check-in salimos a buscar un sitio
para cenar algo, eran las once de la noche y llevábamos sin comer desde la 1 de
la tarde. En una ciudad en la que todo cierra a las 8 de la tarde no iba a ser
tarea fácil. Volvimos a la zona antigua y comimos un kebab, que estaba buenísimo,
en un puesto callejero sentados en unas pequeñas sillitas de plástico.
Decididos a que nuestra primera
parada al día siguiente fuese otra vez la agencia de viajes del crucero para
reclamar nuestro dinero por un crucero que no habíamos disfrutado, nos fuimos a
dormir agotados.
La agencia, aunque con un poco de
discusión mediante, nos devolvió casi todo el dinero, se quedaron lo que nos pareció
muy razonable para la tripulación que siempre fue amabilísima y la comida.
Teníamos otro día en Hanoi, con
el que no contábamos, así que nos fuimos a ver lo que nos había quedado:
El
Palacio Presidencial, una imponente casa amarilla que
se utilizó como alojamiento del Gobernador francés cuando Hanoi se denominaba
Indochina, y que posteriormente fue la casa de Ho Chi Minh.
El Mausoleo de Ho Chi Minh, donde están su tumba y momia.
Junto al Mausoleo se encuentra una pagoda muy peculiar con forma de flor de
loto.
La torre de la bandera. Construida en el siglo XIX,
en el año 1812 y la bandera
que ondea en lo alto de dicha Torre, lo hace en honor a la liberación de la
capital desde el año 1954.
Y la Ciudadela, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 2010, se compone de un extenso terreno en el centro de la ciudad con palacios, edificios, una pequeña
ciudad del pasado. Cuando llegamos se estaba celebrando un concierto en honor a los veteranos, y pudimos visitar los bunkeres donde aun mantienen las mesas, los telefonos, radios... asi como fotos de la guerra...
Por la tarde nos recomendaron
asistir al teatro de marionetas de agua así que compramos las entradas y esperamos
disfrutando de un estupendo café en una bonita, vintage y con aires retro, el
Nhac cafe.
El teatro estaba abarrotado, al
parecer todos los pases se llenan, y se llenan tanto que colocan sillitas
plegables en las escaleras para tener más capacidad. Además, es bastante
estrecho, y los chicos occidentales que tenía a mi alrededor luchaban por meter
las piernas en el pequeñísimo asiento.
Las escenas representan escenas cotidianas del antiguo Vietnam, incluida la leyenda de la tortuga del lago.
Las escenas representan escenas cotidianas del antiguo Vietnam, incluida la leyenda de la tortuga del lago.
Cuando salimos fuimos a cenar a un restaurante que ya habíamos visto de pasada en otra ocasión, en una calle que se cerraba al tráfico (a Dios gracias), a un restaurante de comida tradicional, que también impartía clases de cocina.
Nuestra ultima parada fue el rio, y los templos que se encontraban en su camino, a lo largo del paseo del rio se pueden ver numerosas personas haciendo ejercicio, parejas jovencitas apoyadas en sus motos disfrutando de un helado, o jubilados jugando a las damas... Un bonito templo y la bateria de mi camara finalizaban nuestro viaje...
Y aquí se termina nuestra experiencia en Hanoi, un poco accidentado, pero al final pudimos ver todo lo que queríamos,
incluida la bahía, la caótica ciudad y los más importantes monumentos.