Día 1
Nuestro
vuelo sale de Singapur el viernes a la 1 de la madrugada con lo que llegamos a
Taipei a las 5.30am. El autobús del aeropuerto al centro de la ciudad tarda
poco menos de una hora así que decidimos intentar desayunar algo antes de
dirigirnos a nuestro hotel, a ver si con un poco de suerte nos dejan hacer el
check-in prontito. Taipei está lleno de Starbucks y como es lo único que
encontramos abierto desayunamos algo allí.
El
hotel de Taipei, el Chair-man, nos informa que hasta las 3 de la tarde no vamos
a poder entrar en nuestra habitación! Mal muy mal!
Nos
cambiamos de ropa en el baño de recepción y dejamos allí las mochilas, no son
ni las 9 de la mañana y empezamos a hacer turismo.
Taipei
tiene un aspecto decadente, como si una gran ciudad en los 80 se hubiera
quedado congelada en el tiempo, los anuncios de las tiendas, los carteles de
neón… todo se ha mantenido tal cual.
Tenemos claro que queremos visitar los templos principales y nos ponemos rumbo a ello. Visitamos el Longshan Temple, el ChiangKai-Shek Memorial Hall y fuimos hasta el Confucious Temple donde finalmente paramos a comer, primera comida noodles y dumplings (no podía ser otra cosa!)
Por
el camino encontramos parques preciosos que merece la pena recorrer, un oasis
en mitad de la ciudad.
A
las 4 de la tarde volvimos a nuestro hotel seguros ya de tener la habitación y
de poder disfrutar de una ducha y quizás una siesta… nos habíamos levantando el
viernes a las 7 de la mañana para ir trabajar y eran las 5 de la tarde del
sábado… ZZzzzz!
Día 2
Taipei
no es muy grande e íbamos a volver el último día de nuestro viaje otra vez, así
que decidimos dedicar el segundo día a hacernos una escapada que estuviera a
una hora o dos en tren. Desde Taipei hay muchísimas opciones así que escogimos
visitar Shifen. Para llegar al pueblecito hay que coger dos trenes diferentes
pero el transbordo es sencillo.
Shifen
es famoso por su catarata y por las linternas que la gente decora sobre las
vías del tren y luego suelta. Es sorprendente ver las vías llenas de personas y
que de repente suene el silbato del jefe de la estación ¡y todo el mundo fuera
que viene el tren! Cuando pasa vuelven otra vez a colocarse los vendedores, los
turistas, las linternas…
Lo
cierto es que el pueblo se compone de una calle repleta de tiendas y puestos de
comida. Las cataratas están un poco más alejadas, a una media hora andando,
pero el paseo es agradable y no tiene mucha complicación, aunque sí algunas
escaleras.
Volvemos
a Taipei a la hora de comer y como no, toca noodles, y estos estaban
especialmente buenos.
Queremos
terminar de ver algunas zonas de Taipei antes de marcharnos a Hualien así que
después de comer nos vamos al Edificio Presidencial, el Peace Park y recorremos
algunas calles bonitas como la de los artistas (nunca había visto tanta
librería seguida en una misma calle).
A
las 9 de la noche ponemos rumbo a Hualien, vamos en tren también (es la mejor
forma de moverse por Taiwan, los trenes son cómodos y rápidos) y en dos horas
estamos allí.
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