Varias
paradas por el camino, en sitios sorprendentemente limpios y tras 8 horas de
viaje, llegamos a las 5 de la mañana a Mandalay... nuestro mayor problema era
pensar que la entrada a nuestro hotel no era hasta las 12 así que decidimos ir
a ver el amanecer al puente de teka mas famoso de Myanmar el Puente U Bein.
Hasta allí llegamos tras el tradicional regateo con los taxistas que se
agolpaban a las puertas del autobús.
Una vez visto
el amanecer aunque un poco nublado, decidimos arriesgarnos e ir al hotel, al
menos para hacer check-in, y a lo mejor tomar un café... El Smart Hotel fue un
hotel estupendo, en el centro de la ciudad, un precio genial y además nuestra
habitación estaba lista a las 7 de la mañana! El cielo amenazaba lluvia así que
decidimos quedarnos un rato allí, el desayuno nos dio fuerzas y la ducha
caliente fue revitalizante.
Cuando la
lluvia nos dio una tregua salimos a conocer la ciudad, mucho más limpia y
cuidada que Yangon, en el centro está el Palacio Real, que no visitamos puesto
que en su interior quedan pocos restos y además el dinero que recaudan en
entradas se destina al Gobierno, al régimen militar que impera en el país y
para nada democrático.
Tras recorrer
un lateral de la fortaleza, nos dirigimos a una parte del antiguo Palacio que
esta fuera de sus murallas. El Shwe Kyaung Monastery es el único resto original
del Palacio y se trasladó fuera de los muros de este tras la muerte del rey
Mindon. Tanto su exterior como su interior se encuentran laboriosamente
tallados.
A unos metros
de este monasterio nos encontramos con una infinidad de pagodas que pudimos
visitar casi a solas.
Después de
una comida estupenda en el Cafe City, en la calle 66 decidimos que ya estábamos
preparados para encaminarnos hacia la colina de Mandalay. La colina se
encuentra a 230 metros de altura y todo el camino hasta arriba hay que
recorrerlo descalzo pues es un lugar sagrado. El camino es largo y junto con el
calor y la humedad propias de la época lluviosa se hace difícil pero la
recompensa en su cima son unas vistas maravillosas sobre la ciudad, el palacio
y el atardecer que se refleja en los cientos de espejitos que componen el
templo que está en la cúspide.
Contratamos dos
motoristas que nos bajaron hasta nuestro hotel de nuevo y tras una ducha y una
vez contratado lo que íbamos a hacer al día siguiente decidimos cenar en la
terraza de nuestro hotel que estaba promocionando su nuevo restaurante y
cocteles gratuitos para los que estábamos en él alojados.
Al día
siguiente decidimos contratar un taxi que nos llevara a las cuatro ciudades
antiguas que hay alrededor de Mandalay:
Amarapura
Su nombre en sanscrito
significa Ciudad de la Inmortalidad y fue la capital de Myanmar desde 1823 a
1841 en que el Rey Budawpya cambió la capital a Inwa. Posteriormente el Rey
Mindón mandó construir Mandalay y trasladó la capitalidad allí. Y aunque ya
habíamos visitado su parte más famosa: el puente U-Bein y estuvimos allí para
ver amanecer volvimos a ver atardecer.
Inwa (AVA)
Cruzando el río en una pequeña barca nos acercamos a Inwa, donde cogimos un coche de caballos
que nos mostró los tesoros que aún guardan estas antiguas ciudades.Inwa (AVA)
Nos sorprendió aquí que, en
lugar de pedirnos dinero, me pidieran a mí concretamente productos de belleza.
No llevaba mucho encima y lo poco que tenía (una barra de labios, una pequeña
colonia) se la entregué a las chicas que me la pidieron, eran encantadoras y les hubiera dado todo el neceser si lo hubiera llevado encima.
Sagaing y Mingun
A orillas del río Ayeyarwady se
encuentran estas pequeñas ciudades que cuenta con numerosos monasterios.
A la mañana siguiente un minibús viene a recogernos y junto con dos parejas de turistas mas ponemos rumbo a Bagan y sus cuatro mil templos.
A la mañana siguiente un minibús viene a recogernos y junto con dos parejas de turistas mas ponemos rumbo a Bagan y sus cuatro mil templos.
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