Tres días
después de nuestra boda aterrizamos en Yangon... No es el tipo de sitio que uno
se imagina cuando piensa en una Luna de Miel al uso, por decirlo de manera
suave, Yangon no es bonito... La primera impresión no alentaba nuestras ansias
de turismo, edificios hechos polvo, abandonados, un recuerdo del colonialismo
totalmente en decadencia pero con ese encanto que hay detrás al pensar en su
época dorada... Mucho, mucho caos, una
hora de taxi desde el aeropuerto al hotel da una idea del tiempo que perdimos
en semáforos, atascos y demás. Decididos a darle una oportunidad a la ciudad
llegamos a nuestro hotel y nos pusimos en marcha.
Un pequeño
recorrido a pie para ver los alrededores no ayudó a disipar nuestra primera
impresión, las calles están llenas de basura, cantidades ingentes de polvo se
acumulan en la aceras y aparte de algún templo y alguna iglesia lo más
interesante son los abandonados edificios de antiguos gobiernos.
Las calles están llenas de manchas rojas debido a la hoja de betel que los birmanos consumen constantemente y que llena su boca de un color rojo como si de sangre se tratara y que escupen mientras mastican dichas hojas dejando estas marcas en el suelo allá por donde pasan... La hoja de betel, que preparan en numerosos puestos por las calles, tiene propiedades narcóticas y es altamente adictivo.
Otra de las peculiaridades es la pasta de color claro que las birmanas se ponen en la cara, habitualmente dos círculos, uno en cada mejilla, pero en otras ocasiones dibujos bastante complejos. Esta pasta, que se extrae de la planta de la Thanaka, tiene propiedades cosméticas y por lo que luego me comentaron al principio se usaba más para proteger la piel de las inclemencias del tiempo (a los niños se les sigue aplicando como protector), para las mujeres ahora es un elemento más decorativo.
A última hora
de la tarde nos dirigimos a su mayor reclamo turístico, la Pagoda Shwedagon:
En el 600 AC
Gautama Buda alcanzo la Iluminación, mientras duraba Su Viaje en siete
direcciones, dos comerciantes, Taphussa y Ballika, le ofrecieron comida. Tras
haber obtenido ocho mechones de cabello suyo como bendición ambos volvieron a
la tierra Okkalapa, donde fueron recibidos por una multitud liderada por el Rey
Okkalapa.
El Rey
Okkalapa coloco los cabellos consagrados junto a los objetos de otros tres
Budas que habían llegado a la Iluminación, en una pagoda de 66 metros de altura
que se convirtió en Shwedagon, el Relicario de los Cuatro.
Del 600 AC
hasta el S.XIV, Shwedagon estuvo mantenido por 32 Reyes de la Dinastía Okkalapa
y desde 1372 DC por los Reyes Banya U, Banyayan, Banyagyandaw y otros.
En 1453
cuando la reina Shin Saw Pu ascendió al trono, lo había elevado a una altura de
92 metros y en 1774, el rey Sinbuyshin lo hizo reconstruir a una altura de
99,36 metros.
La estupa
está recubierta por un baño de oro y es la más sagrada para los budistas del
país.
Al día siguiente de nuestra llegada decidimos visitar una ciudad cercana
a Yangon, Bago, así que llamamos al taxista que nos llevó del aeropuerto al
hotel y que nos había caído simpático después de mostrarnos unas libretas que
acumula en su taxi donde los turistas de diferentes nacionalidades dejaban sus
comentarios sobre sus viajes con él
y, aunque no entendía su significado, nos decía que prefería que la gente
escribiera en su idioma materno como recuerdo. Así pudimos leer algunos
comentarios en español, inglés, francés, etc... y gracias a ellos pudimos
hacernos una idea de lo que significaba viajar por carretera en Myanmar.
En Bago visitamos el enorme Buda tumbado, Shwethalyaung, que tiene 55 metros de largo. Esta es su historia contada alrededor de la estatua mediante pinturas:
El Rey que gobernaba el país y profesaba un
credo erróneo, envía a uno de sus hijos para cazar en el bosque como un
sacrificio.
En el camino hacia el bosque, en un pueblo
cercano, se encuentra con una damisela lun llamada Dalahtaw, seguidora de Buda.
El príncipe contrae matrimonio con ella con
la promesa de que a ella se le seguirá permitiendo practicar su religión.
En la corte, la mujer no se somete a las
estatuas paganas, y reza a Buda en su propia sala.
Los funcionarios de los tribunales paganos
la acusan de calumnia y el Rey ordena que ella y sus acompañantes sean
sacrificados en honor a los dioses.
Delante de la estatua pagana adorada por el
rey, la dama ruega y hace un voto, y la estatua comienza a romperse en pedazos.
El Rey Migadeikpa, presa del miedo y
lamentando su culto equivocado, pone en libertad a su hijo y su nuera y ordena
poner una estatua para culto.
De acuerdo a los dictados del Rey, toda la
población renuncia a su culto pagano, se vuelven budistas y construyen una
estatua de Buda.
El Rey Migadeikpa, ahora seguidor de Buda,
completo la estatura en 994 y se conoce como Shwe Tha Lyaung Pagoda.
Posteriormente
el taxista nos lleva a uno de los templos más concurridos de monjes en Myanmar,
Kha Khat Wain Kyaung, y nos cuenta que los birmanos tienen que pasar un año
entre los 5 y los 15 en uno de los templos como parte de su enseñanza...
Volvemos a ver lo que ya habíamos vivido en Laos, el paseo de los monjes
recogiendo su comida y luego pudimos asistir a su rezo... Una vez más me siento
incómoda mientras les observo, una sensación de estar entrometiéndonos en algo
muy privado, aunque el taxista me insta a tomar fotos como parte del recorrido
turístico...
Nuestra
siguiente parada es una gigante escultura con cuatro Budas sentados. La
historia, que nos cuenta nuestro taxista-guía, es la siguiente: Cuatro hermanas
mon se comprometen a construir este
lugar sagrado y, al mismo tiempo, mantenerse vírgenes y solteras para siempre.
Una vez finalizada esta obra una de las hermanas rompe su trato y contrae
matrimonio, por lo que una de las caras de los budas se destruyó. Esa es la
teoría, aunque pudiera ser que el terrible terremoto que hubo tuviera algo que
ver. Actualmente todas se han reconstruido y por ello cada cara es diferente y
cada escultura tiene unos gestos, facciones y formas diferentes.
Otra de las
visitas que tuvimos ese día fue el Palacio Real, una majestuosa construcción
que pudimos visitar por dentro casi a solas.
El autobús es estupendo, (compañía JJ Express)
casi completamente reclinable, nos dan mantas, almohada, una cajita con comida
y pelis.
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