domingo, 13 de marzo de 2016

Langkawi

Cuando nuestros amigos R* y F*, más que hartos del frio y la nieve de su lugar de residencia en Europa, nos comentaron que les gustaría pasar las navidades en la playa no lo dudamos dos veces y nos pusimos a buscar destino…

Después de investigar y pensar nos decidimos por Langkawi, un archipiélago compuesto por 99 islas en la costa oeste de Malasia.

Habíamos oído hablar del lugar y todo eran maravillas, así que el mismo día de nochevieja viajamos para encontrarnos con ellos allí.



Nos alojamos en el Century Langkawi Beach Resort, y aunque estaban en plena remodelación y estaban mejorando las instalaciones, aun se veía un poquito viejo, pero el sitio era precioso y estuvimos muy cómodos en nuestros bungalows y el desayuno era un amplio buffet donde cada mañana disfrutamos de un largo desayuno.



 



Cada dia nos visitaban a la hora del desayuno un monton de monos que eran los primeros en apuntarse al buffet :-) 





Como llegábamos el día de nochevieja habíamos reservado restaurante con días de antelación que habíamos encontrado por internet: The Cliff, situado en la playa de Cenang, sobre el mar.



El menú consistía en un buffet, vino y champan, cotillón, fuegos artificiales y todo amenizado por bailarinas del danza del vientre y una orquesta en directo.







Una vez pasada la medianoche, brindis incluido, decidimos bajar a la playa a tomar unas cervezas y lanzar las clásicas linternas para pedir nuestros deseos de año nuevo. 









Al día siguiente no teníamos muchas ganas de hacer excursiones así que decidimos vaguear en la piscina del hotel hasta la hora de cenar cuando decidimos llamar un taxi y escaparnos al Night Market. 


El mercado rota por la isla cada día así que para ir allí hay que preguntar en el hotel o al taxista. El Night Market se compone básicamente de decenas de puestos de comida y alguno de ropa tradicional. Cogimos unas cuantas cosas para comer y localizamos una mesa para tomarlo. Después volvimos al hotel a tomarnos unas cervezas en la terraza de nuestro bungalow.



El sábado teníamos contratada una excursión por los manglares para ver la fauna del lugar. 



Una furgoneta nos recogió en el hotel para llevarnos a un puerto donde cogimos un bote, vimos los manglares, la guía nos mostró la vegetación local, la alimentación de las águilas, lagartos, cangrejos de un solo brazo desproporcionado… Cuando finalizo el viaje nos llevaron a comer a una casa particular que nos sirvió una comida deliciosa. 


Tras el almuerzo continuamos nuestra excursión con un pequeño trekking por la selva para acabar en una piscina natural de agua de rio. El agua estaba helada pero era un sitio precioso.


Excursion:
Mangrove River Cruise and Swimming Tour
Coste: 160RM por persona (incluye: ida y vuelta al hotel, seguro, bote, guía, comida y agua) http://www.junglewalla.com/langkawi-mangrove-cruise-swimming/


Cuando acabamos la excursión le pedimos a los encargados que nos dejaran en el Cable Car en lugar de volver al hotel para ver una de las principales atracciones.

 



La venta de tickets para acceder al Cable Car se encuentra en una especie de parque temático bastante irreal. Aunque lo que menos esperábamos era hacer una cola larguísima.

El teleférico hace dos paradas para admirar las vistas desde dos puntos diferentes. Unas vistas que son espectaculares. En la segunda parada, el punto más alto, se encuentra también un puente colgante en suspensión que tiene algunas partes hechas con metacrilato para ver el suelo. No apto para personas con vértigo.

Para llegar al puente hay dos opciones, o pagar un ascensor o ir andando, nosotros nos decidimos por esto segundo sin saber que no era nada sencillo, los escalones eran muy irregulares y la cuesta abajo la llevamos bien… pero la vuelta fue algo diferente, aunque lo compensamos con un ice lemon tea fresquito en la terraza.

Cuando volvimos a tierra firme volvimos al hotel a darnos una ducha para salir a cenar a Pantai Cenang. No teníamos ninguna reserva así que recorrimos la calle y nos paramos en el que más nos convenció.

Demasiado cansados después del largo día de excursiones y caminatas volvimos de nuevo al hotel a tomar algo en nuestra terraza, que se convirtió casi en un ritual mientras estuvimos allí.

Al día siguiente volvíamos a tener otra excursión contratada, similar pero no igual. También por manglares, también íbamos a ver águilas pero esta vez íbamos a salir a mar abierto, conocer una granja de pescadores, donde comimos un pescado buenísimo, pasar por la cocodrile cave, visitar una cueva de murciélagos y visitar una de las playas más bonitas, Tanjung Rhu.








Langkawi Mangrove Tours
Coste: 300RM por bote (sin desplazamiento desde hotel)




A las 2pm la excursión ya había finalizado así que decidimos seguir por nuestra cuenta y visitar una de las muchas cascadas que hay en la isla, y escogimos la Durian Perangin Waterfall. 

El sitio está muy cuidado y el ascenso es muy llevadero, una escalera lleva al punto más alto donde se encuentra la cascada, el agua esta helada pero el baño refrescante es muy agradable después de pasar un día al sol.





Después de la cascada nos fuimos a Pantai Cenang Beach. Una amiga nos había recomendado cenar en el Orkid Riad, así que después de reservar mesa, nos fuimos a dar un baño a la playa, tomar un cocktail y ver la puesta de sol.

Como no sabíamos lo que íbamos a hacer al día siguiente decidimos visitar algunas de las agencias que organizan tours para que nos dieran alguna idea. Al final nos decidimos por una barca privada que nos llevaría por varias islas durante la mañana y nos dejaría en una isla privada alquilada solo por nosotros durante cuatro horas.
 
Las paradas que hizo nuestra barca fueron en el Pregnant Lake (lago de la embarazada) por la forma que tienen las montañas que lo conforman, como si de una mujer embarazada tumbada se tratara. Era un sitio precioso, el agua estaba buenísima y había varias actividades acuáticas para hacer.



La siguiente parada fue en la playa de Berash Basah, una playa de arena blanquísima y aguas cristalinas.

Una vez más nos llevaron a ver la alimentación de las águilas (está claro que es la atracción principal de la isla).

Después la barca nos dejó en nuestra isla y se fue. Allí no hay nada, así que nos llevamos un bocadillos y bebidas que comimos bajo una palmera, jugamos a las palas, leímos libros y nos bañamos en un agua azul turquesa maravillosa, cuando llego nuestra barca de nuevo sentimos mucha lastima de abandonar nuestro cachito de isla desierta en el mundo…



Pero había que volver a la realidad así que nos llevaron de vuelta a nuestro hotel donde tomamos nuestro último cocktail en la piscina y vimos la última puesta de sol en Langkawi.




Para la cena habíamos reservado mesa en el restaurante del Hotel Berjaya, el Pahn-Thai Restaurant, habíamos oído y leído bastantes críticas positivas así que nos dirigimos allí, aunque no resulto como esperábamos. La comida salía con media hora entre plato y plato y la cena se hizo eterna, aunque los platos estaban ricos nos cansamos de esperar.


A la mañana siguiente un último baño en la pisci y al aeropuerto, se habían acabado las vacaciones y había empezado un nuevo año… 


miércoles, 23 de diciembre de 2015

Hanoi

Hanoi es literalmente un caos, las motos dominan la ciudad, una ciudad en la que prácticamente es imposible caminar por la calle, el tráfico es terrible y las motos, que igualan en número a la población, van en todas las direcciones e inclusive por encima de las aceras, así que no es raro ver a los transeúntes pegados a la pared o meterse en una tienda para evitarlas, porque aunque son diestros en esquivar a los peatones nunca pararan para dejar paso y si vas a pie tienes todas las de perder.

Hacía tiempo que queríamos viajar a Hanoi, ya habíamos visitado Ho Chi Min y siempre nos comentaban que Hanoi y la bahía de Halong eran más auténticos, caóticos y naturales. Asi que este año, y aprovechando un fin de semana largo, el Día de la Hispanidad, nos escapamos hasta allí.  Llegamos un viernes a mediodía y lo primero que hicimos tras hacer el check-in en el hotel nos dirigimos a confirmar nuestro crucero por la bahía de Halong que duraría dos días (sábado y domingo) y el lunes volveríamos a Singapur.

Teníamos poco tiempo para hacer turismo por la ciudad ya que el viaje a la bahía salía al día siguiente a las 8 de la mañana y no volveríamos hasta el domingo por la noche. Así que nos pusimos en marcha para visitar los siguientes sitios, llegamos a todos ellos a pie ya que la ciudad es pequeña y fácilmente abarcable:

Fuimos a ver el Lago Hoan Kiem, en mitad de la ciudad, que tiene en su centro una pequeña pagoda y también una famosa leyenda: el emperador Thai To se encontraba pensando en el lago cómo derrotar a los invasores chinos de la dinastía Ming cuando una gran tortuga se le acercó portando en su boca una espada mágica. La espada poseía la fuerza de 1.000 hombres. Con la espada el emperador venció al invasor y, tras ello, la tortuga volvió a emerger y le arrebato la espada que devolvió al fondo del lago. El emperador, agradecido, construyó la pagoda para honrar a la tortuga gigante.



Rodeando el lago nos dirigimos al Templo de la Literatura, construido en honor a Confucio en el 1070, que fue la primera universidad de Vietnam.



De ahí fuimos a ver la Catedral de Hanoi, San José, una edificación de estilo neo-gótico construida en 1886. Justo delante de la catedral se encuentra una estatua de la Virgen María. El interior de la catedral, al que pudimos acceder por una puerta lateral, es precioso.





Después de pasar el día caminando, decidimos parar a comer algo y junto a la Catedral descubrimos un café con un balcón muy agradable y donde probamos por primera vez el café vietnamita.

Seguimos con nuestro camino y visitamos la zona antigua, el mercado nocturno, construcciones tradicionales y descubrimos cosas impactantes como un puesto donde estaban cocinando perro, cabeza incluida (voy a omitir la foto para no herir sensibilidades) pero confieso que de todo lo que he llegado a ver viviendo en Asia esa es una de las cosas que más me han impresionado.  

Cenamos en una calle paralela al Hang Be Market, cerca del lago, y disfrutamos mucho de un plato de noodles en sopa, porque se me ha olvidado comentar que por la noche comenzó a lloviznar y a hacer frio, algo que seguiría siendo una constante a lo largo del fin de semana.

Como habíamos planeado al día siguiente nos recogió en el hotel una minivan para llevarnos a la bahía de Halong, un viaje de cuatro horas desde Hanoi. Una pesadez.

Cuando llegamos allí nos asignaron una habitación en el barco, una habitación estupenda, con balcón, una ducha con hidromasaje y una cama grande. Una vez que dejamos las maletas subimos a la terraza a hacer unas fotos pues ya estábamos en marcha y nos adentrábamos en la bahía. 



Formaciones rocosas empezaban a levantarse ante nuestros ojos y el paisaje era realmente bonito. Poco después bajamos a comer al comedor del barco, donde compartimos mesa con otros pasajeros de diferentes nacionalidades que viajaban por el país.


Aunque hacia muchísimo frio la tripulación quería seguir con el plan original que consistía en una excursión a Hang Sung Sot y su cueva maravillosa y después a hacer kayak y darnos un baño. Creo que no hace falta decir que todos nos quedamos un poco ojiplaticos ante la perspectiva de quitarnos el abrigo para ponernos un bañador… aun así lo hicimos pues ya que estábamos allí cumpliríamos con todo el paquete… dejaríamos la neumonía para casa…


La cueva es una preciosidad, es inmensa, y el recorrido dura más o menos una hora, para acceder hay que subir unos 90 escalones, el camino es sencillo y está bien iluminado, y tras el recorrido se encuentra el mirador para tomar unas bonitas fotos sobre la bahía.







Las vistas desde el mirador:


Una vez terminado volvimos en barca al barco y allí nos encontramos con la gran noticia: nuestro crucero se acababa allí y en ese preciso momento. El gobierno había decretado una alarma por tormenta y todos los barcos debían volver a puerto. Y del puerto a Hanoi. Entre quejas, llamadas a agencias de viajes (pues nadie tenía hotel en Hanoi para pasar la noche) y discusiones con la tripulación recorrimos en tiempo record el trayecto que nos separaba del puerto.

Vuelta al bus y otras cuatro horas de viaje a Hanoi. Pesadez doble. La tripulación del barco nos encontró un hotel para pasar la noche, y tras hacer el check-in salimos a buscar un sitio para cenar algo, eran las once de la noche y llevábamos sin comer desde la 1 de la tarde. En una ciudad en la que todo cierra a las 8 de la tarde no iba a ser tarea fácil. Volvimos a la zona antigua y comimos un kebab, que estaba buenísimo, en un puesto callejero sentados en unas pequeñas sillitas de plástico.

Decididos a que nuestra primera parada al día siguiente fuese otra vez la agencia de viajes del crucero para reclamar nuestro dinero por un crucero que no habíamos disfrutado, nos fuimos a dormir agotados.

La agencia, aunque con un poco de discusión mediante, nos devolvió casi todo el dinero, se quedaron lo que nos pareció muy razonable para la tripulación que siempre fue amabilísima y la comida.

Teníamos otro día en Hanoi, con el que no contábamos, así que nos fuimos a ver lo que nos había quedado: 

El Palacio Presidencial, una imponente casa amarilla que se utilizó como alojamiento del Gobernador francés cuando Hanoi se denominaba Indochina, y que posteriormente fue la casa de Ho Chi Minh.




El Mausoleo de Ho Chi Minh, donde están su tumba y momia. 


Junto al Mausoleo se encuentra una pagoda muy peculiar con forma de flor de loto.


La torre de la bandera. Construida en el siglo XIX, en el año 1812 y la bandera que ondea en lo alto de dicha Torre, lo hace en honor a la liberación de la capital desde el año 1954.


Y la Ciudadela, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 2010, se compone de un extenso terreno en el centro de la ciudad con palacios, edificios, una pequeña ciudad del pasado. Cuando llegamos se estaba celebrando un concierto en honor a los veteranos, y pudimos visitar los bunkeres donde aun mantienen las mesas, los telefonos, radios...  asi como fotos de la guerra... 





Por la tarde nos recomendaron asistir al teatro de marionetas de agua así que compramos las entradas y esperamos disfrutando de un estupendo café en una bonita, vintage y con aires retro, el Nhac cafe.


El teatro estaba abarrotado, al parecer todos los pases se llenan, y se llenan tanto que colocan sillitas plegables en las escaleras para tener más capacidad. Además, es bastante estrecho, y los chicos occidentales que tenía a mi alrededor luchaban por meter las piernas en el pequeñísimo asiento. 




Las escenas representan escenas cotidianas del antiguo Vietnam, incluida la leyenda de la tortuga del lago. 




Cuando salimos fuimos a cenar a un restaurante que ya habíamos visto de pasada en otra ocasión, en una calle que se cerraba al tráfico (a Dios gracias), a un restaurante de comida tradicional, que también impartía clases de cocina.

Toda la comida estaba estupenda. Muy recomendable.


Nuestra ultima parada fue el rio, y los templos que se encontraban en su camino, a lo largo del paseo del rio se pueden ver numerosas personas haciendo ejercicio, parejas jovencitas apoyadas en sus motos disfrutando de un helado, o jubilados jugando a las damas... Un bonito templo y la bateria de mi camara finalizaban nuestro viaje... 


Y aquí se termina nuestra experiencia en Hanoi, un poco accidentado, pero al final pudimos ver todo lo que queríamos, incluida la bahía, la caótica ciudad y los más importantes monumentos.  

Nos vemos pronto en el siguiente post!!