miércoles, 21 de marzo de 2012

Bangkok

A un par de horas en avión desde Singapur se encuentra Bangkok, una ciudad en constante movimiento, grande, más grande de lo que yo había imaginado en un primer momento, caótica en sus calles y edificaciones, que contrastan con un moderno aeropuerto y unas comunicaciones por metro y skytrain bastante bien organizadas aunque escasas. 


Como decía, al llegar a Bangkok nos recibió el enorme y moderno aeropuerto de Suvarnabhumi, después de pasar por la habitual ventanilla de inmigración nos dirigimos a la parada de taxis, donde a través de unos mostradores la encargada te pregunta donde te diriges y le da las señales traducidas al taxista, además, las tarifas están estipuladas oficialmente, con lo cual es un alivio no tener que llegar y empezar a regatear desde el primer minuto. 

Nuestro hotel estaba situado en el centro de la ciudad, justo en medio de todos los grandes centros comerciales, porque… Bangkok es la ciudad de las compras!! mires donde mires hay un gran mercado, un centro comercial o puestos desperdigados en alguna calle... 

Al llegar por la noche decidimos ir a tomar una copa para conocer la terraza más alta al aire libre de Bangkok, el restaurante Sirocco, un piso sesenta y cinco, que ofrece unas vistas espectaculares de la ciudad. Lo mejor, además de las vistas, es el edificio donde está situado. 



A primera hora de la mañana nos dirigimos a la Estación de Autobuses del Sur y allí tomamos un autobús rumbo a nuestro primer destino fuera de la ciudad: el Mercado Flotante de Damnoen Saduak! 

Lo que en un principio era un típico mercado de fruta y verdura para los propios vecinos de la zona se ha convertido en un gran mercado de souvenirs, con precios bastante altos y dedicado en su mayor parte a los turistas, pero no por ello menos atractivo… en nuestro caso, el poder disfrutar de una canoa solo para nosotros, unido al poco tránsito de gente que había en ese momento nos permitió disfrutar de una mañana estupenda. Merece la pena acercarse a conocerlo sin duda!! 




Vuelta a la ciudad en autobús para dirigirnos a nuestro siguiente plan: el mercado de Chatuchak, considerado uno de los mercados más largos del mundo. Además de la odisea que supuso pues el autobús nos dejó en una calle desconocida, de ahí tuvimos que coger un autobús de línea y después el skytrain, conseguimos llegar al parque de Chatuchak, el cual aloja tras de sí el gran mercado de fin de semana. Cientos y cientos de puestos unidos entre sí, callejuelas, rincones, al más puro estilo medina marroquí. Aquí hay de todo! Desde típicos productos tailandeses a imitaciones, comida, música, libros de segunda y tercera mano… todo lo que imagines y más se puede encontrar en este gran bazar. 

Y sin perder ni un minuto, y después de volvernos un poco locos con tanta oferta, volvimos al Skytrain para ir a conocer la otra oferta turística que ofrece Bangkok: su barrio rojo, o barrio de Patpong que es su nombre correcto. Al principio he de reconocer que no estaba muy convencida de querer pasear por aquí pero como de todo hay que ver pues sorprendentemente nos encontramos con unas calles que se han convertido en un enorme mercado, sobretodo de bolsos falsificados, que casi se come por completo su primer “objetivo”, las compras se mezclan con los espectáculos sexuales y los prostíbulos. Muy muy turístico, gente curioseando, familias paseando y mucho menos “canalla” de lo que yo había previsto al principio. 

A cada paso te ofrecen una carta de servicios donde el más ofertado era el ‘ping-pong show’, y aquí dejo a la imaginación de cada lector su significado… y obviamente, completamente prohibido sacar fotos de las chicas. 

A la hora de la cena nos dirigimos a Khao San, una de las calles más animadas y concurridas por estar repleta de guest houses, mucho mochilero por la calle, terrazas llenas y grupos organizados volviendo de sus excursiones. Comida estupenda, mojitos y música en directo, lo mejor para terminar un día tan largo! 


A la mañana siguiente decidimos que no podíamos irnos de Bangkok sin conocer el centro comercial más grande de la ciudad, el MBK. Justo al lado de nuestro hotel, estaba este impresionante local, que vuelve a ofrecer una abrumadora oferta de productos. 


Después de recorrernos las seis o siete plantas que tenía el MBK le tocaba el turno al turismo cultural, siguiente parada: las joyas de Bangkok, sus palacios y templos. 

El Gran Palacio acoge también algunos templos en su interior y es lugar de peregrinación para muchos tailandeses por lo que es obligado vestir con recato, aún a 37 grados de temperatura, pantalón largo, zapato cerrado y manga larga. Al acceder al interior hay que pasar por una inspección de ropa, en caso de incumplimiento del decoro solicitado ofrecen la posibilidad de alquilar lo necesario: pantalones, kaftanes, etc, y a su vuelta se devuelve el dinero. 

Wat Phra Kaew o templo del buda esmeralda, es una impresionante edificación de piedras, mármoles y tejas naranjas y verdes. Todo ello dedicado a venerar al Buda Esmeralda, que realmente está hecho de jade verde (no de esmeralda) y que mide solamente alrededor de medio metro. 

El valor que para los tailandeses tiene este buda se remonta a su necesidad de esconderla cubierta de estuco pues estaba siendo buscada por los soldados de Laos que asediaban el país. Finalmente fue raptada y trasladada a Laos donde posteriormente fue recuperada por el ejército tailandés y devuelta a su lugar original. 


El Gran Palacio, residencia del Rey y de la Corte durante 150 años, dejaron de habitarla a principios del siglo XX, pero actualmente aún se utiliza en ocasiones especiales como el Día de la Coronación. Merece la pena pasear por los terrenos del palacio y los edificios aledaños que se utilizaron como sede del gobierno por su belleza y grandiosidad, aunque su interior está cerrado al público. 



Por último, justo al lado se encuentra el Wat Pho, el templo más antiguo y de mayor tamaño de Bangkok, alberga en su interior el mayor buda yacente de Tailandia, de 46m de longitud y 15m de altura. Recubierto en su totalidad con pan de oro, las piedras preciosas y madreperla dibujan sus ojos y pies. 



El edificio también contiene la mayor colección de budas del país… 







Después de la visita, comida tailandesa, y vuelta al hotel a recoger la maletas, hora de regresar al aeropuerto para volver a casa! 

Curiosidades: 

- Casi ningún taxista habla inglés, hay que llevar siempre la dirección escrita. 

- Aún así es bastante posible que te digan que no te llevan porque no saben dónde está. 

- Siempre hay que pedirle al taxista antes de subir que encienda el taxímetro, en caso de que se niegue es mejor cambiar a otro pues el precio a pagar siempre es mucho más bajo. 

- Los taxistas que menos problemas nos han dado son los que conducen los taxis de color verde y amarillo. 

- El skytrain está muy bien y es bastante eficaz y moderno, aunque de momento solo tiene dos líneas y no llega a toda la ciudad. 

- Antes de acceder al Gran Palacio nos encontramos con un montón de vendedores que te ofrecen la ropa adecuada para poder entrar. No es necesario comprarla, como ya he mencionado, se alquila en su interior y posteriormente te devuelven el dinero.

domingo, 11 de marzo de 2012

La Fuente de la Riqueza

Símbolo de riqueza y de vida, ha sido reconocida por el Libro Guinnes de los Récords como la mayor fuente del mundo. 

Está construida en bronce y se compone de cuatro grandes columnas inclinadas que sujetan un anillo circular. La fuente ocupa una superficie de 1683 metros y tiene una altura de 14. 

Diseñada sobre la base del Mandala Hindú (representaciones esquemáticas y simbólicas del macrocosmos y microcosmos) representa la unidad, la igualdad y la armonía de todas las razas y religiones en Singapur. 


La fuente solo está en funcionamiento unas horas al día a partir de las ocho de la tarde y, además de las representaciones propias de ella con imágenes y música, permiten a los que lo deseen enviar sus propios mensajes que serán reproducidos sobre el agua.