miércoles, 9 de julio de 2014

Tokyo - Día 4

Nuestro viaje estaba a punto de terminar y habíamos dejado para la mañana antes de irnos la Skytree, actualmente la torre más alta de Tokio.




Después, la zona de Harajuku. Alrededor de esta parada de metro se encuentra el parque Yoyogi, donde, a su entrada, se encuentran los rockabillys emulando a su adorado Elvis, las chicas Cosplay… Un parque precioso, donde las familias se reúnen los domingos para un picnic, las parejas pasean en bicis-tandem, o grupos de amigos ensayan pasos de baile… además tuvimos la suerte de que ese día se celebraba el Día de la Tierra. 








Cercano el Templo Meiji, situado en un bosque, y dedicado al Emperador Meiji y su mujer, la Emperatriz Shoken, construido en 1915 y destruido por un bombardeo durante la II Guerra Mundial, y reconstruido mediante aportaciones de dinero público en 1958. Aquí tuvimos la suerte de poder ver una tradicional boda japonesa, rodeada de tradición y ceremonia. 






Una visita rápida a la calle más concurrida para las compras, Takeshita Street, y corriendo al aeropuerto que no llegamos al avión. Hemos aprovechado al máximo nuestro viaje a Japón!

Tokyo - Día 3

Al día siguiente queríamos salir de Tokio y visitar algún pueblo cercano, así que pusimos rumbo a Hakone, a un par de horas en tren desde el centro. Compramos los billetes y nos fuimos a pasar el día… hay diferentes rutas que se pueden hacer una vez llegado a Hakone, nosotros teníamos poco tiempo y queríamos volver a la ciudad no muy tarde para seguir de turismo así que una vez llegamos en tren a Hakone-Yumoto, cambiamos a un tren más tradicional que atravesaba el valle donde aún pudimos disfrutar de más sakura, las vistas eran impresionantes.  
 





El tren, siguiendo un antiguo recorrido avanzaba por la vía, se detenía, cambiaban las vías de sentido y volvía a dar marcha atrás para seguir subiendo. Una vez llegamos a nuestro siguiente destino cogimos un cablecar que nos llevó a 210 metros de altura desde donde pudimos observar las vistas del valle. Lamentablemente la niebla no nos permitió ver el Monte Fuji, pero mereció la pena ir hasta allí. 



Volvimos a bajar y nos acercamos a visitar el Lago Ashi, por donde navega un precioso barco turístico que da la vuelta al lago. Este es el mejor sitio para ver el lago y al fondo el Monte Fuji, aunque, aún en días despejados, nos han dicho que es bastante difícil de ver por las nubes.



Nos dirigimos a un lateral del lago donde se encuentra una puerta torii que da comienzo a un camino en el bosque, entre linternas, que nos lleva a un bonito santuario. 





Si por algo es conocido Hakone es por sus aguas termales, calientes por efecto de los volcanes. Nos dirigimos a uno de estos onsen, un autobús lanzadera nos lleva de la estación de trenes, al Onsen Yuryo a diez minutos subiendo la montaña. (www.hakoneyuryo.jp/english/)

El onsen es un remanso de paz, con unas normas muy concretas, no se puede acceder bajo los efectos del alcohol o las drogas, no se puede entrar en bañador ni siquiera con toalla, y no se puede entrar si tienes tatuajes, esto representa una agresión contra el cuerpo. 

Una vez aceptadas las normas, viene la segregación por sexos, es lo que tiene tener que pasearse como uno viene al mundo... Un vestuario para dejar todas nuestras cosas precede a los baños, interiores y exteriores. Normalmente la temperatura está a cuarenta grados, efectos del sulfuro volcánico. El contraste con los cinco grados exteriores, la lluvia y el agua caliente es maravilloso, las distintas piscinas naturales, en medio de un bosque produce una estupenda sensación de relajación. 

Por las razones antes expuestas es imposible meter una cámara, pero os dejo unas imágenes de su web...



Una hora más tarde di por terminada mi inmersión en las distintas piscinas y decido ducharme, unos tocadores en el exterior, una silla frente a un espejo, una jarra para llenar de agua caliente, todo un surtido de champús y jabones, y a seguir el ejemplo... 


Lamentablemente, la mejor experiencia de nuestro viaje había terminado y tuvimos que dejar Hakone y sus baños termales para volver a la ciudad. 

Tokyo - Día 2

Son las 6am en Tokio, y suena el despertador, hemos dormido poco, muy poco y el esfuerzo para levantarnos va a ser enooorme, pero todo el mundo que conoce Tokio ha insistido: tenéis que ir al Tsujiki, la lonja de atunes, y hay que hacerlo al amanecer, cuando la lonja empieza a funcionar. Además, parece que van a cerrarla muy pronto y puede ser nuestra única oportunidad. Así que nos levantamos y salimos, fuera la temperatura es de cinco grados, un frío terrible, y además llueve, el panorama no acompaña. Llegamos a la lonja y alucinamos (puede que yo sola porque nunca había visto atunes de ese tamaño) el producto es increíble. 







Damos una vuelta y sacamos unas fotos mientras trabajan, pero no queremos molestar mucho más por los pasillos atestados y decidimos hacer caso de la segunda indicación que nos han hecho: hay que desayunar sushi en la lonja!

Son las 7 de la mañana, la temperatura sigue siendo baja y ahora ya llueve a cántaros… a quien le apetece un sushi? Pero hay que hacerlo, hemos llegado hasta aquí y hay que vivir la experiencia completa, si es cierto que es el mejor sushi del mundo, habrá que probarlo! Así que nos acercamos a uno de los puestos de sushi que hay junto a la lonja y entramos. Son estrechos, solo una fila de sillas frente a la barra donde el diestro cocinero corta de manera magistral el atún en finas lonchas y ya entramos en calor… se está bien dentro y la sopa de miso que nos han puesto ayuda a templar el cuerpo. El atún es realmente delicioso, el sushi para desayunar nos ha encantado!



Volvemos al hotel un par de horas, es demasiado pronto para hacer turismo, pero por el camino aprovechamos para sacar fotos a edificios curiosos. 



Cuando volvemos a salir, nos dirigimos a Asakusa, vamos a visitar el templo más conocido, el Senso-ji, el templo más antiguo de Tokio. El paseo peatonal de acceso a este templo está lleno de puestos de comida y tiendas de recuerdos. 











Hemos venido a Tokio en esta época del año a una cosa en concreto, ver sakura (almendros en flor), espectáculo que solo se puede disfrutar unos días al año. Nos vamos a un céntrico y gran parque, Ueno. Este año la ola de frío ha acabado con las flores antes de lo habitual, pero aún así, durante nuestro paseo, podemos ver algún árbol con su característica flor. Ha merecido la pena. 







A mediodía sigue haciendo frío y nos metemos a comer en un restaurante situado cerca del parque y del metro. El ramen está buenísimo y la sopa nos reconforta. 




Así, más animados, decidimos irnos a ver Akihabara, la ciudad electrónica por excelencia. 
Akihabara es una locura de colores, de rascacielos, de luces y sonido, un sueño para los amantes del manga.  Los edificios de esta parte de la ciudad están dedicados íntegramente a los videojuegos, el manga, y lo erótico, pisos y pisos de luces de colores, música electrónica y japonesas vestidas como en los dibujos animados se entremezclan en un caos controlado. 






Entiendo que a muchos les fascine y puedan estar horas mirando y comprando, pero nosotros no somos unos fans acérrimos del género y después de unas fotos decidimos seguir con la ruta turística. 

Nos vamos a Shibuya, el cruce más concurrido del mundo, y damos fé de que lo es, a cualquier hora, en cualquier momento del día, una marabunta de gente se entrecruza en los cinco pasos peatonales que lo componen, para llegar al otro lado de la carretera. Y aquí estamos, queremos verlo, queremos estar en medio. 





Esperamos a la hora punta del metro, las 7 de la tarde, así que hacemos tiempo sacándonos unas fotos con la escultura del perro “Hachiko”, levantada en honor a su fidelidad, ya que, tras la muerte de su amo, acudió cada día a esperarle a esta estación de metro durante diez años, a que volviera de la universidad.  


Decidimos dar una vuelta, Shibuya es una locura de centros comerciales, nos han hablado del más famoso, el 109, queremos conocerlo, diez pisos de ropa exclusivamente para mujeres, donde las dependientas son el mayor espectáculo, vestidas, peinadas y maquilladas a la última moda.