sábado, 19 de mayo de 2012

Kuching (Parte II)


Kuching, en idioma malayo significa gato, y ello queda presente a lo largo de la ciudad en forma de esculturas de este animal, un Museo del Gato, y un montón de detalles que representan a estos felinos en esta ciudad dedicada a ellos. 



El último día teníamos toda la mañana, antes de dirigirnos al aeropuerto para volver a Singapur, para poder ver la ciudad. Totalmente exhaustos después de todos los días de moto, de recorrer kilómetros y caminar durante horas por las sendas de Bako, sacamos fuerzas de flaqueza para conocer los principales templos que tiene la ciudad.

La Mezquita de Kuching, una enorme mezquita blanca con unas características cúpulas doradas divisibles desde casi todos los puntos de la ciudad.


Sikh Temple, está situado en el centro de la ciudad, junto al mercado. Al acceder a su interior nos dejaron unos pañuelos para poder cubrirnos la cabeza al igual que lo llevan ellos.


Astana, el palacio real de Kuching, es la residencia oficial de Su Majestad y se encuentra situado al otro lado del río. El palacio no se puede visitar pero sí observar sus jardines desde el exterior.

Tuak Pek Kong, es el templo chino más antiguo de Kuching, fue construido en un lugar privilegiado con un buen fengshui, con una colina en la parte trasera y el río justo enfrente. El nombre del templo Tuak Pek Kong es también el nombre de la principal deidad que se venera en su interior.



Fuerte Margarita, construido por Charles Brooke en el siglo XIX, tiene unas vistas privilegiadas sobre el río, el fuerte fue construido para proteger de piratas la entrada a Kuching. Para llegar hasta allí hay que coger una de las barcas que cruzan el río de una orilla a otra.



Templo Indio, cuando nosotros llegamos allí estaba en plena obra de rehabilitación. No es un templo muy grande pero se agradece refugiarse allí del calor.

Os dejo las últimas imágenes de Kuching en el paseo marítimo...





Que os ha parecido la ciudad gato?? Y los orangutanes?? 

Kuching (Parte I)


Últimamente nos gusta madrugar para viajar, y esta vez no podía ser menos, así que sin dormir a las 4 de la mañana pusimos rumbo a Changi, el aeropuerto de Singapur, para coger un vuelo que nos llevara a Kuching, aprovechando el puente de mayo teníamos cuatro días para disfrutar de la naturaleza en Malasia.

A las ocho de la mañana nos recibió un calor húmedo en Kuching que, unido a la falta de sueño, nos dejó totalmente noqueados! Pero había que aprovechar el día, así que después de hacer el check-in en el hotel… ¡nos fuimos a alquilar una moto! No íbamos a pasar mucho tiempo en la ciudad así que queríamos movernos libremente de un lado a otro.

Con la moto y los mapas nuestro primer destino fueron las Fairy Caves, situadas al sur de Kuching, solo nos perdimos unas cuatro o cinco veces por el camino así que a media mañana estábamos allí. Cual no fue nuestra sorpresa cuando descubrimos que para acceder había que subir cuatro pisos de escaleras y luego trepar literalmente por otras pocas en total oscuridad. Una vez en el interior nos dejó totalmente boquiabiertos la belleza de la cueva, es inmensa, y la mano del hombre no ha hecho mella en ella, es una cueva completamente natural a pesar de las visitas.




Dejamos la Fairy Cave y, a pesar de que habíamos leído que la siguiente cueva estaba cerrada, decidimos acercarnos a ver la zona, la Wind Cave está más acondicionada al turismo, y por lo que pudimos observar desde fuera el recorrido es mayor que la anterior. Además están situadas al lado de un río precioso. Volvimos al hotel y obtuvimos nuestra recompensa después de todo el día de caminatas por cuevas y naturaleza en forma de piscina. Un descanso y a pasear por el paseo marítimo a la hora de la cena, un sitio muy animado y bonito, lleno de luces.

A la mañana siguiente y otra vez subidos a la moto nos fuimos a visitar Semenggoh Wildlife, la reserva natural donde viven los orangutanes. Cuando llegamos estaba cerrado por ser mediodía, así que decidimos viajar una hora más hasta una de las longhouses más conocidas de Kuching, el nombre de esta casa es Annah Rais, y como su nombre indica es una casa larga, básicamente hecha de madera y construida sobre pilares, en la que vive toda una comunidad.  Son las casas tradicionales de los indígenas de Borneo.


A las tres de la tarde volvimos a la reserva pues es la hora a la que comen los orangutanes y el mejor momento para poder verlos. La verdad que no esperaba ver a muchos de ellos pues la reserva es grande y había mucha gente. Además había leído en otros blogs que otros turistas se habían quedado sin poder verlos por el ruido que había. Imaginaros nuestra sorpresa cuando el primero que baja hacia nosotros es el jefe de la manada, un mono enorme, nos dijeron que tenía 31 años y suelen vivir entre los 45 y 55. Paseó por delante de nosotros y luego se acomodó en un árbol para comer lo que los guardias le daban. Minutos después empezaron a aparecer hembras con bebés alrededor, aunque nunca se acercaron al mono grande, parece ser que al macho dominante no le gusta que se le acerquen  mientras come y puede llegar a ser agresivo, hasta tal punto que en varias ocasiones los guardias nos advirtieron que nos preparásemos a correr a su señal, increíble! Vimos doce de los veinticinco orangutanes que tiene la reserva así que nos fuimos con una satisfacción enorme de allí. Vuelta a la ciudad y a devolver la moto pues ya no la íbamos a necesitar más días.
 El jefe de la manada

 

Tengo que decir que la moto nos dio mucha vida, pero también muchos dolores, las carreteras están más o menos bien en Borneo, pero entre los baches y la poca amortiguación de la moto al segundo día nos dolía tanto el cuerpo que cada bote era como una patada, estábamos agotados y teníamos muchísimas agujetas, y todavía nos quedaban dos días por delante.

El tercer día íbamos a pasarlo en el Parque Nacional de Bako, que para nada fue lo que nosotros pensábamos. Cogimos un autobús de línea (que después de la moto fue un lujo) que nos llevó al puerto donde teníamos que coger una barca de motor que nos llevaría al parque. La inscripción para entrar al parque nos costó 10RM y la barca 97RM, estas barcas se pueden compartir entre cinco personas y por tanto repartir este coste entre los cinco, pero nosotros no teníamos con quien compartirla así que tuvimos una barca privada. El viaje dura unos veinte minutos, pero nosotros contábamos con el Michael Schumacher de los barqueros y prácticamente volamos sobre el agua, así que en diez minutos nos plantamos en el parque.


Fuimos básicamente por la fauna que tiene este lugar, monos narigudos, monos de cola larga y jabalíes. Pero el parque nacional se compone de un montón de rutas de diferentes niveles de dificultad y tiempo. Nosotros hicimos dos de las rutas, una de dos horas y nivel medio y otra de una hora y nivel bajo. 

Mono de cola larga

Cerditos
Monos narigudos

Lo de los niveles no lo acabamos de entender muy bien, porque la que se suponía que era fácil fue la más difícil, donde más obstáculos hubo que sortear y la difícil era, en su mayor parte, un camino recto!  Las dos rutas nos llevaron a playas impresionantes.

A las cuatro de la tarde volvimos a la playa principal donde nos tenía que recoger el barquero pues el último autobús a la ciudad salía a las cinco, estuvimos veinte minutos esperándole, pensando que se había olvidado de nosotros y que íbamos a perder el autobús, estábamos completamente solos y ya se estaba poniendo el sol cuando llegó por fin y nos llevó de vuelta al puerto.