lunes, 19 de noviembre de 2012

Laos, parte III: Luang Prabang


Ciudad declarada Patrimonio Mundial por la Unesco es la ciudad más turística de Laos, el hecho de llegar por la noche y contemplar la afluencia de personas en el Mercado Nocturno nos sorprendió en un principio, el mercado es enorme y ocupa toda la calle principal desde  que anochece... 



Pero Luang Prabang nos conquistó a las pocas horas, tiene un encanto especial,  preciosas casas coloniales, el color naranja de los monjes llenan las calles de color y los templos son de los más bonitos que hemos visitado hasta el momento.



La calle principal contiene además los más importantes templos de la ciudad:
El Wat Xieng Thong es el templo más espectacular de Luang Prabang construido en 1560 por el Rey Setthathirat.



Además de recorrer todos los otros templos que se encuentran en la ciudad, en el centro de la misma se encuentra el Phu Si, cuya ascensión de más de 200 escalones nos llevó a una cima desde la que pudimos contemplar unas vistas estupendas y donde se encuentran las ruinas de Wat Pha Phutthabaht que se emplaza en el lugar de una supuesta pisada de Buda.



Pero el tesoro de Luang Prabang es su naturaleza. Hacer trekking o excursiones por sus bosques son algunas de las opciones, nosotros decidimos ir a pasar el día al Campamento de Elefantes, una reserva a más de una hora desde la ciudad donde tienen los elefantes, que bajan de la jungla todas las mañanas a las 8 y los devuelven a su hábitat a las 5.



De todas las opciones para pasar el día con un elefante nosotros optamos por un paseo por el bosque y un baño en el río. La experiencia más alucinante del mundo!!! A pesar de que mi elefante Tom estaba un poco torcido ese día, escogía el camino más difícil cuando todos los demás iban por un camino recto o movía la cabeza bruscamente y yo iba sentada en ella, fue un momento mágico, pasear a lomos de un elefante, acariciarle, notar cómo te envuelve las piernas con sus orejas y jugar en el agua es algo que no voy a olvidar jamás. 






Con gran tristeza nos despedimos de Tom para ir a nuestro siguiente destino de ese día: las Cataratas de Kuang Si. La verdad que no esperaba para nada que mi día fuera a mejorar después de los momentos que acababa de vivir, pero llegamos al paraíso.  

A 36kms. de Luang Prabang, la catarata, con una caída de 50 metros, se encuentra en el punto más alto y forma un camino lleno de piscinas con un agua tan turquesa que es difícil de describir y donde te puedes bañar, aunque he de decir que el agua está congelada. Este lugar es, simplemente, precioso.





El último día de nuestra estancia en Luang Prabang  nos levantamos a las 5,30 de la madrugada para admirar el ritual de Binthabat, los monjes recorren las calles de la ciudad mientras sus ciudadanos les dan la comida que comerán ese día en señal de respeto; un ritual que cumplen cada mañana. 



Este antiguo ritual, que cumplen en riguroso silencio, puede ser contemplado por los turistas como nosotros bajo unas normas de respeto, que, como pudimos observar, no todos los turistas cumplen, se acercan demasiado, les sacan fotos con flash metiéndoselo por la cara, son bulliciosos, y desde lejos, parece un circo penoso, por un momento olvidan que son personas y no una atracción turística.  

Esa misma tarde volvimos a Vientiane en avión pues desde allí cogeríamos el vuelo que nos traería de vuelta a casa, de vuelta a Singapur, sabiendo que no olvidaremos jamás esta experiencia.

¿Qué os ha parecido Laos? Espero haber conseguido haceros ver la belleza de este país asiático a través de las palabras y las fotos... Espero vuestros comentarios! 

Laos, parte II: Savannakhet


Viajamos toda la noche para ir a Savannakhet. A pesar de que se encuentra a 483  kms. al sur de Vientiane el autobús tardó nueve horas en llevarnos hasta allí. Pero el viaje fue estupendo, en un sleeping bus con camas por parejas, totalmente equipadas, y con baño para no hacer paradas.

Savannakhet está aún completamente aislado al turismo, prácticamente éramos los únicos occidentales paseando por esta pequeña ciudad, aunque la tercera más grande de Laos, dominada por una calle principal que la recorre de un lado a otro.


En Savannakhet se encuentra el templo más grande y antiguo de Laos, el Wat Sainyaphum. Situado frente al río Mekong se construyó en 1542 aunque su estructura actual es del siglo XX. El recinto en el que se encuentra está rodeado por las casas de los monjes budistas que allí residen y otros templos que están construyendo actualmente. 




Además, sus pequeños jardines están repletos de maravillosas orquídeas de colores.




A 15 kms. de la ciudad está la That Hang Stupa, de fácil acceso en tuk tuk, es uno de los monumentos más importantes para los budistas pues allí conservan una parte de la columna vertebral de Buda. 



A la entrada, a pesar de que iba correctamente vestida para un templo, camiseta con mangas y pantalón largo, a las mujeres nos proporcionan una falda típica, el sarong, para acceder a este monumento, pues el vestir con respeto es una de las necesidades antes de entrar en terrenos del templo.



Junto a la estupa hay un pequeño poblado donde uno puede contemplar realmente como vive la población de Laos, y como los animales campan a sus anchas por ellos. 


A la mañana siguiente paseando por la ciudad descubrimos la única iglesia católica que se encuentra en el pueblo, aquí os dejo la fotografía de esta iglesia blanca situada en el centro muy cerca del río Mekong... 



Después de unos días en la calurosa Savannakhet, volvimos al norte para visitar Luang Prabang, y esta vez decidimos hacerlo por avión ya que el viaje en autobús nos hubiera llevado más de diez horas. Así que a primera hora viajamos hasta Pakse, un pueblo situado al sur de Savannakhet desde donde salía el avión a Luang Prabang.


Lamentablemente los vuelos internos con Lao Airlines son poco fiables y nos desviaron durante unos minutos a Vientiane para “recoger” a más pasajeros y llevarnos a todos a Luang Prabang. 


Tercer y último destino de nuestro viaje en el siguiente post: Luang Prabang... 


Laos, parte I: Vientiane


Mis primeros días en Vientiane coincidieron con la 9th ASEM Summit (Cumbre de los países de Asia y Europa) por lo que la ciudad estaba literalmente tomada por fuerzas de seguridad y militares. Cada 100 metros había un guardia, un policía o un militar apostado en cada calle, en cada esquina y los coches oficiales y todo su séquito recorrían la capital de un lado a otro constantemente. A pesar de que más de uno pueda pensar que esto puede arruinarle las vacaciones a cualquiera pues hay muchos momentos en los que debes pararte para dejar paso a los coches o que estás permanentemente observado, a mi me parece que le dio a la ciudad una vida que habitualmente no tiene y además se tiene una gran sensación de seguridad en un país en el que a las cinco de la tarde es completamente de noche, por lo que ver caminar sola sabiendo que cada diez pasos vas a encontrarte con un policía da una extraña sensación de tranquilidad.

Laos es un país enorme, pero está muy poco poblado, por ello cuando la Cumbre se terminó la ciudad quedó sumida en el silencio, a las 10 de la noche todo se apaga o está cerrado y hay muy pocas personas caminando por la calle.

Los primeros días los dediqué a visitar la ciudad de cabo a rabo a pie, visitando el National Cultural Hall:


La That Dam Stupa, también conocida como la estupa negra:


El Presidential Palace, cerrado al público, solo se puede admirar desde fuera...


Y el símbolo de la ciudad, el Pra Tou Xay, o arco del triunfo, construido en homenaje a los laosianos caídos en las guerras anteriores a la revolución.  Este último está situado en la principal avenida de Vientiane: la Lane Xang Avenue Rd, que, puede que debido a la influencia francesa, tiene un cierto aire a los Champs Elysees, una larga avenida con los árboles iluminados con leds azules por las noches y coronado al final por este gran Arco.


Junto al río Mekong se encuentra el Chao Anouvong Park, este parque contiene la estatua de Anouvong, gobernante del Reino de Laos desde 1804 a 1829. Sus planes de rebelión por la independencia de Laos fueron reprimidos cuando su ejército llegó casi hasta Bangkok y aunque huyó hacia los bosques finalmente fue capturado y ejecutado. 


Anouvong también ordenó construir el Wat Si Saket, el templo más antiguo de Vientiane. Construido entre 1819 y 1824 alberga innumerables figuras de buda hechas en plata y cerámica, colocadas en pequeños nichos. Además se pueden admirar más de trescientos budas sentados y de pie.


Pero sin lugar a dudas el monumento más importante de Laos es la estupa dorada de Pha That Luang, símbolo de la religión budista pues cuenta la leyenda que unos misioneros construyeron aquí una estupa para custodiar un trozo del esternón de Buda en el s. III a.C.


Nuestro último día en Vientiane cogimos un autobús de línea y nos dirigimos al Parque de los Budas (Xieng Khuan) a unos 25kms. del centro de la ciudad. Para quién decida hacer el mismo recorrido que nosotros le advierto que el viaje dura aproximadamente una hora desde la estación de autobuses del centro y hay que bajarse en la última parada antes de cruzar la frontera con Tailandia, después se pasa a un autobús más pequeño y destartalado para llegar hasta el Parque.



El Parque es una combinación de esculturas budistas e hindúes construido por el sacerdote Luang Pu. Las esculturas llaman la atención por su llamativa representación de las tradiciones de ambas religiones. Una de ellas, a la que se puede acceder por su interior para llegar hasta la cúspide y observar todo el parque es de las más imponentes. Además, hay una enorme escultura de un Buda recostado de unos 40 metros de largo.



En el siguiente post nuestro destino número dos: Savannakhet...