miércoles, 23 de diciembre de 2015

Hanoi

Hanoi es literalmente un caos, las motos dominan la ciudad, una ciudad en la que prácticamente es imposible caminar por la calle, el tráfico es terrible y las motos, que igualan en número a la población, van en todas las direcciones e inclusive por encima de las aceras, así que no es raro ver a los transeúntes pegados a la pared o meterse en una tienda para evitarlas, porque aunque son diestros en esquivar a los peatones nunca pararan para dejar paso y si vas a pie tienes todas las de perder.

Hacía tiempo que queríamos viajar a Hanoi, ya habíamos visitado Ho Chi Min y siempre nos comentaban que Hanoi y la bahía de Halong eran más auténticos, caóticos y naturales. Asi que este año, y aprovechando un fin de semana largo, el Día de la Hispanidad, nos escapamos hasta allí.  Llegamos un viernes a mediodía y lo primero que hicimos tras hacer el check-in en el hotel nos dirigimos a confirmar nuestro crucero por la bahía de Halong que duraría dos días (sábado y domingo) y el lunes volveríamos a Singapur.

Teníamos poco tiempo para hacer turismo por la ciudad ya que el viaje a la bahía salía al día siguiente a las 8 de la mañana y no volveríamos hasta el domingo por la noche. Así que nos pusimos en marcha para visitar los siguientes sitios, llegamos a todos ellos a pie ya que la ciudad es pequeña y fácilmente abarcable:

Fuimos a ver el Lago Hoan Kiem, en mitad de la ciudad, que tiene en su centro una pequeña pagoda y también una famosa leyenda: el emperador Thai To se encontraba pensando en el lago cómo derrotar a los invasores chinos de la dinastía Ming cuando una gran tortuga se le acercó portando en su boca una espada mágica. La espada poseía la fuerza de 1.000 hombres. Con la espada el emperador venció al invasor y, tras ello, la tortuga volvió a emerger y le arrebato la espada que devolvió al fondo del lago. El emperador, agradecido, construyó la pagoda para honrar a la tortuga gigante.



Rodeando el lago nos dirigimos al Templo de la Literatura, construido en honor a Confucio en el 1070, que fue la primera universidad de Vietnam.



De ahí fuimos a ver la Catedral de Hanoi, San José, una edificación de estilo neo-gótico construida en 1886. Justo delante de la catedral se encuentra una estatua de la Virgen María. El interior de la catedral, al que pudimos acceder por una puerta lateral, es precioso.





Después de pasar el día caminando, decidimos parar a comer algo y junto a la Catedral descubrimos un café con un balcón muy agradable y donde probamos por primera vez el café vietnamita.

Seguimos con nuestro camino y visitamos la zona antigua, el mercado nocturno, construcciones tradicionales y descubrimos cosas impactantes como un puesto donde estaban cocinando perro, cabeza incluida (voy a omitir la foto para no herir sensibilidades) pero confieso que de todo lo que he llegado a ver viviendo en Asia esa es una de las cosas que más me han impresionado.  

Cenamos en una calle paralela al Hang Be Market, cerca del lago, y disfrutamos mucho de un plato de noodles en sopa, porque se me ha olvidado comentar que por la noche comenzó a lloviznar y a hacer frio, algo que seguiría siendo una constante a lo largo del fin de semana.

Como habíamos planeado al día siguiente nos recogió en el hotel una minivan para llevarnos a la bahía de Halong, un viaje de cuatro horas desde Hanoi. Una pesadez.

Cuando llegamos allí nos asignaron una habitación en el barco, una habitación estupenda, con balcón, una ducha con hidromasaje y una cama grande. Una vez que dejamos las maletas subimos a la terraza a hacer unas fotos pues ya estábamos en marcha y nos adentrábamos en la bahía. 



Formaciones rocosas empezaban a levantarse ante nuestros ojos y el paisaje era realmente bonito. Poco después bajamos a comer al comedor del barco, donde compartimos mesa con otros pasajeros de diferentes nacionalidades que viajaban por el país.


Aunque hacia muchísimo frio la tripulación quería seguir con el plan original que consistía en una excursión a Hang Sung Sot y su cueva maravillosa y después a hacer kayak y darnos un baño. Creo que no hace falta decir que todos nos quedamos un poco ojiplaticos ante la perspectiva de quitarnos el abrigo para ponernos un bañador… aun así lo hicimos pues ya que estábamos allí cumpliríamos con todo el paquete… dejaríamos la neumonía para casa…


La cueva es una preciosidad, es inmensa, y el recorrido dura más o menos una hora, para acceder hay que subir unos 90 escalones, el camino es sencillo y está bien iluminado, y tras el recorrido se encuentra el mirador para tomar unas bonitas fotos sobre la bahía.







Las vistas desde el mirador:


Una vez terminado volvimos en barca al barco y allí nos encontramos con la gran noticia: nuestro crucero se acababa allí y en ese preciso momento. El gobierno había decretado una alarma por tormenta y todos los barcos debían volver a puerto. Y del puerto a Hanoi. Entre quejas, llamadas a agencias de viajes (pues nadie tenía hotel en Hanoi para pasar la noche) y discusiones con la tripulación recorrimos en tiempo record el trayecto que nos separaba del puerto.

Vuelta al bus y otras cuatro horas de viaje a Hanoi. Pesadez doble. La tripulación del barco nos encontró un hotel para pasar la noche, y tras hacer el check-in salimos a buscar un sitio para cenar algo, eran las once de la noche y llevábamos sin comer desde la 1 de la tarde. En una ciudad en la que todo cierra a las 8 de la tarde no iba a ser tarea fácil. Volvimos a la zona antigua y comimos un kebab, que estaba buenísimo, en un puesto callejero sentados en unas pequeñas sillitas de plástico.

Decididos a que nuestra primera parada al día siguiente fuese otra vez la agencia de viajes del crucero para reclamar nuestro dinero por un crucero que no habíamos disfrutado, nos fuimos a dormir agotados.

La agencia, aunque con un poco de discusión mediante, nos devolvió casi todo el dinero, se quedaron lo que nos pareció muy razonable para la tripulación que siempre fue amabilísima y la comida.

Teníamos otro día en Hanoi, con el que no contábamos, así que nos fuimos a ver lo que nos había quedado: 

El Palacio Presidencial, una imponente casa amarilla que se utilizó como alojamiento del Gobernador francés cuando Hanoi se denominaba Indochina, y que posteriormente fue la casa de Ho Chi Minh.




El Mausoleo de Ho Chi Minh, donde están su tumba y momia. 


Junto al Mausoleo se encuentra una pagoda muy peculiar con forma de flor de loto.


La torre de la bandera. Construida en el siglo XIX, en el año 1812 y la bandera que ondea en lo alto de dicha Torre, lo hace en honor a la liberación de la capital desde el año 1954.


Y la Ciudadela, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 2010, se compone de un extenso terreno en el centro de la ciudad con palacios, edificios, una pequeña ciudad del pasado. Cuando llegamos se estaba celebrando un concierto en honor a los veteranos, y pudimos visitar los bunkeres donde aun mantienen las mesas, los telefonos, radios...  asi como fotos de la guerra... 





Por la tarde nos recomendaron asistir al teatro de marionetas de agua así que compramos las entradas y esperamos disfrutando de un estupendo café en una bonita, vintage y con aires retro, el Nhac cafe.


El teatro estaba abarrotado, al parecer todos los pases se llenan, y se llenan tanto que colocan sillitas plegables en las escaleras para tener más capacidad. Además, es bastante estrecho, y los chicos occidentales que tenía a mi alrededor luchaban por meter las piernas en el pequeñísimo asiento. 




Las escenas representan escenas cotidianas del antiguo Vietnam, incluida la leyenda de la tortuga del lago. 




Cuando salimos fuimos a cenar a un restaurante que ya habíamos visto de pasada en otra ocasión, en una calle que se cerraba al tráfico (a Dios gracias), a un restaurante de comida tradicional, que también impartía clases de cocina.

Toda la comida estaba estupenda. Muy recomendable.


Nuestra ultima parada fue el rio, y los templos que se encontraban en su camino, a lo largo del paseo del rio se pueden ver numerosas personas haciendo ejercicio, parejas jovencitas apoyadas en sus motos disfrutando de un helado, o jubilados jugando a las damas... Un bonito templo y la bateria de mi camara finalizaban nuestro viaje... 


Y aquí se termina nuestra experiencia en Hanoi, un poco accidentado, pero al final pudimos ver todo lo que queríamos, incluida la bahía, la caótica ciudad y los más importantes monumentos.  

Nos vemos pronto en el siguiente post!!

miércoles, 30 de septiembre de 2015

Taiwan: Taipei

El vuelo no ha sido tan malo como cabía esperar cuando vas a volar con un tifón pisándote los pies, algún que otro salto, así que poco después volvemos a estar en Taipei y esta vez hemos cambiado de hotel, está más cerca del centro y no tiene nada que ver con el primero… Ahora estamos en I’m inn…

El conserje nos recomienda acercarnos a uno de los Night Market para poder cenar algo así que escogemos el Shilin Night Market porque es el que más tarde cierra… calles y calles y calles llenas de tiendas, puestos, comida, etc…


Un par de vueltas por allí y después de preguntar nos enteramos de que los Food Courts están bajo tierra así que bajamos y escogemos un sitio lejos del aroma del tofu apestoso.

No he hablado aún de este manjar, pero a lo largo de nuestro viaje ha sido una constante que en más de una ocasión ha conseguido quitarnos el apetito. El tofu apestoso (que no se llamará así en la realidad pero para mí estará bautizado con este nombre para siempre) es un plato de tofu frito que huele indescriptiblemente mal, lo suelen preparan en grandes ollas a las puertas de los restaurantes (supongo que será porque si lo hacen dentro alguien acabará en el suelo)

Día 6

Nos queda un día y medio en Taiwan y solo hemos visto de lejos la joya de la corona, la Taipei 101, así que nos dirigimos hacia allí. 

La Taipei 101 es un centro comercial de lujo, todas las grandes firmas están dentro.




El tifón ha llegado a Taipei y descartamos subir al mirador de la torre porque el tiempo no acompaña, nos arriesgamos y  lo veremos al día siguiente, nuestro último día en Taiwan.

Aprovechamos la lluvia para pasear por la Taipei 101 y luego decidimos irnos a conocer otro sitio, Huashan 1914 Creative Park, el sitio tiene una historia increíble:




“En 1997 los miembros de la compañía teatral Golden Bough Theatre hicieron un descubrimiento sorprendente. Allí, en el corazón de Taipei y acordonado a los visitantes, se alzaba una fábrica abandonada. El grupo describió la fábrica como una ciudad dentro de una ciudad, un lugar donde la naturaleza creció en el hormigón durante casi una década... y estaban intrigados.
Los jóvenes no lo sabían pero se habían topado con una de las estructuras más antiguas y bien conservadas en Taiwán. Construido en 1914, la fábrica fue uno de los productores de vino más grande de Taiwán en toda la década de 1920. Hacía tiempo, sin embargo, que la habían abandonado.
El grupo “restauró” una pequeña sección de la fábrica y comenzó una puesta en escena de obras de teatro en los pasillos abandonados. Sus actuaciones experimentales, y la elección del lugar de celebración, rápidamente llamaron la atención de la comunidad local... Por desgracia, también llamó la atención de la policía local. Este acto de excesivo entusiasmo fue sólo el comienzo.
Los artistas locales se sintieron atraídos por los espacios abiertos, los techos altos y la abundante luz natural. Pronto el arte y los gigantes literarios de todo Taipei comenzaron a utilizar la fábrica como un espacio de trabajo de inspiración, dando actuaciones y dejando su huella distintiva en las propias estructuras.
Este entorno único se extendió más allá y en 1999 la Association of Culture Environment Reform Taiwan, una organización no gubernamental sin fines de lucro, fue creada para supervisar la restauración de la fábrica y transformarla en un centro de arte de pleno derecho. La fábrica pasó a llamarse Parque Creativo Huashan y, en 2005, la reconstrucción comenzó oficialmente.

En 2007, Taiwan Cultural-Creative Development Co. Ltd asumió la responsabilidad de la renovación del parque y lo renombró Huashan 1914. Un entorno orgánicamente creativo que ha ido creciendo desde entonces. Huashan 1914 sirve ahora como centro de artes creativas de Taipei y de alojamiento para las actividades culturales más importantes de Taiwán. Los ejemplos incluyen el festival de música de Simple Life y feria de estudiantes de diseño BiBo expo. Hoy Huashan 1914 no sólo es el centro de la acción creativa de Taiwán, sino también un puente hacia un pasado arquitectónico único”.

Llegamos allí luchando contra viento y agua y la mayoría estaba cerrado, así que visitamos algunas tiendas, el exterior de este lugar y nos fuimos a tomar un café.


El resto del día lo pasamos intentando guarecernos del de los tifones así que tomamos algo con calma, conocimos mega centros comerciales, alguno incluso el día que se inauguraba! Y para la tarde-noche el tifón había pasado…


La última noche en Taipei habíamos decidido ir a cenar al Dim Tai Fung, un restaurante del que somos fans en Singapur y que actualmente tiene cientos de restaurantes repartidos por Asia pero el original, donde todo empezó, se encuentra en Taipei, así que supusimos que si habitualmente hay cola en cualquiera de estos restaurantes en el original habría que esperar muchísimo, y sobre las 7 nos fuimos a hacer cola… Sorprendentemente no tardamos casi nada en tener mesa, nos encantó la cena!


Día 8


Último día en Taipei, y ya no llueve, han salido algunos rayos de sol y nos vamos otra vez a la Taipei 101 a ver la ciudad desde el cielo.

El edificio tiene 508 metros de altura y desde su piso 85 se puede observar todo Taipei y alrededores. Su estructura, en forma de bambú, se visualiza desde diferentes puntos de la ciudad.





En el piso 84 se puede visitar la gran bola dorada que es el amortiguador que mantiene la torre estable, contra terremotos y tifones.




Después de sacar unas cuantas decenas de fotos tenemos tiempo para una última visita antes de irnos al aeropuerto, así que desde el cielo divisamos el Sun Yat Sen Memorial Hall y hacia allí nos dirigimos… para encontrarnos con otro cambio de guardia! la verdad es que si lo hubiéramos planeado seguro que no hubiéramos visto ninguno!


Nos vamos al aeropuerto para volver a Singapur… Taiwan nos ha enamorado! Es un país precioso!


Algunos tips:

Si vas a Shifen: Salimos de la estación central de Taipei y el billete se puede pagar con la EasyCard.

El metro en Taipei es estupendo así que decidimos sacarnos las tarjetas EasyCard para aprovecharlo todo lo que podamos.

Los trenes (como en Singapur) tienen el aire acondicionado a tope, si vas a viajar en tren por Taiwan llévate calcetines y jersey a mano.

Es necesario tener el carnet de conducir internacional (donde figure Taiwan como país habilitado para el uso) para el alquiler de moto en Hualien.


Taiwan: Penghu Islands

Día 4

Nos vamos de Hualien a media mañana así que madrugamos y nos acercamos a conocer la costa, ayer había tocado montaña, hoy playa… Hualien tiene unas playas infinitas con una gran belleza… Tenemos poco tiempo para disfrutar de la vista así que después de unas fotos ponemos rumbo a la estación de tren, donde antes tenemos que devolver la moto.



Vuelta a Taipei en tren y de allí al aeropuerto, nos vamos a las Islas Peng-Hu, también conocida como Isla de Pescadores (nombre dado por los portugueses) está conformado por 64 islas y se encuentra a menos de una hora en avión de Taipei.



Cuando llegamos nos sorprende una chica con una niña de dos años esperándonos en el aeropuerto. Es la dueña de la casa donde nos vamos a alojar allí y ha venido a recogernos.

Llegamos a su casa, un chalet precioso cerca de la costa y nos muestra nuestra habitación, que cuenta con baño dentro y es simplemente estupenda… También nos ofrece algo para casero para cenar que está delicioso y nos ayuda con la organización de nuestra excursión para el día siguiente. Se vuelca con nosotros y es encantadora! Y aunque la niña habla chino y yo no pues nos divertimos un rato jugando…




Nos comenta que el tifón que se acercaba se ha convertido en un super-tifón (porque son tres) así que a lo mejor no podemos disfrutar mucho de las playas…

Al día siguiente después de desayunar ella misma nos alquila una moto y nos vamos a conocer las islas, bien abrigados, el viento y el agua esta vez sí forman parte de la excursión.






Hemos visto todos los lugares turísticos y hemos probado el helado de cactus, famoso al parecer aquí, y que por cierto está buenísimo así que decidimos guarecernos en algún sitio en el que poder comer algo caliente y secarnos…  Encontramos un sitio en el puerto que servía una comida deliciosa: el Alhali Café.




Después decidimos regresar a la casa a darnos una ducha caliente, un libro y descansar… suficiente turismo por hoy con el super-tifón!

Día 5

Unos golpecitos en la puerta nos despiertan temprano, la chica de la casa nos avisa que el sol ha salido y que nos vayamos a la playa rápido, así que le hacemos caso!

Que bonitas son las playas de Peng-Hu, y que ganas tenía de bañarme en un mar que no estuviera caliente! Y saltar olas!





Por suerte para nosotros a los asiáticos no les gusta ponerse al sol y no hay un occidental en kilómetros a la redonda, así que las playas son para nosotros y es un lujo impagable poder disfrutarlas a solas!



Al final en una de las playas nos encontramos con unos chicos de Taipei que estaban de vacaciones y como las olas eran bastante grandes decidimos bañarnos juntos… por si acaso…





Nuestro avión de vuelta a Taipei es por la noche así que decidimos aprovechar un poco la tarde y visitar lo que nos queda y algún que otro templo que encontramos por el camino… y entonces suena el teléfono, son las 5 de la tarde y nos informan que, debido a la proximidad del tifón, nuestro vuelo sale en una hora!!!!! Menos mal que estamos cerca de la casa, cuando llegamos la dueña nos espera con la niña dentro del coche, las maletas en el maletero y el motor encendido, dejamos la moto y nos subimos al coche… aún estamos empapados de bañarnos en el mar…


Cuando llegamos al aeropuerto corremos, con nuestra anfitriona a la cabeza, hacia el mostrador de facturación, hemos llegado a tiempo, nos despedimos agradecidísimos con ella y la peque y pasamos el control.