miércoles, 9 de julio de 2014

Tokyo - Día 3

Al día siguiente queríamos salir de Tokio y visitar algún pueblo cercano, así que pusimos rumbo a Hakone, a un par de horas en tren desde el centro. Compramos los billetes y nos fuimos a pasar el día… hay diferentes rutas que se pueden hacer una vez llegado a Hakone, nosotros teníamos poco tiempo y queríamos volver a la ciudad no muy tarde para seguir de turismo así que una vez llegamos en tren a Hakone-Yumoto, cambiamos a un tren más tradicional que atravesaba el valle donde aún pudimos disfrutar de más sakura, las vistas eran impresionantes.  
 





El tren, siguiendo un antiguo recorrido avanzaba por la vía, se detenía, cambiaban las vías de sentido y volvía a dar marcha atrás para seguir subiendo. Una vez llegamos a nuestro siguiente destino cogimos un cablecar que nos llevó a 210 metros de altura desde donde pudimos observar las vistas del valle. Lamentablemente la niebla no nos permitió ver el Monte Fuji, pero mereció la pena ir hasta allí. 



Volvimos a bajar y nos acercamos a visitar el Lago Ashi, por donde navega un precioso barco turístico que da la vuelta al lago. Este es el mejor sitio para ver el lago y al fondo el Monte Fuji, aunque, aún en días despejados, nos han dicho que es bastante difícil de ver por las nubes.



Nos dirigimos a un lateral del lago donde se encuentra una puerta torii que da comienzo a un camino en el bosque, entre linternas, que nos lleva a un bonito santuario. 





Si por algo es conocido Hakone es por sus aguas termales, calientes por efecto de los volcanes. Nos dirigimos a uno de estos onsen, un autobús lanzadera nos lleva de la estación de trenes, al Onsen Yuryo a diez minutos subiendo la montaña. (www.hakoneyuryo.jp/english/)

El onsen es un remanso de paz, con unas normas muy concretas, no se puede acceder bajo los efectos del alcohol o las drogas, no se puede entrar en bañador ni siquiera con toalla, y no se puede entrar si tienes tatuajes, esto representa una agresión contra el cuerpo. 

Una vez aceptadas las normas, viene la segregación por sexos, es lo que tiene tener que pasearse como uno viene al mundo... Un vestuario para dejar todas nuestras cosas precede a los baños, interiores y exteriores. Normalmente la temperatura está a cuarenta grados, efectos del sulfuro volcánico. El contraste con los cinco grados exteriores, la lluvia y el agua caliente es maravilloso, las distintas piscinas naturales, en medio de un bosque produce una estupenda sensación de relajación. 

Por las razones antes expuestas es imposible meter una cámara, pero os dejo unas imágenes de su web...



Una hora más tarde di por terminada mi inmersión en las distintas piscinas y decido ducharme, unos tocadores en el exterior, una silla frente a un espejo, una jarra para llenar de agua caliente, todo un surtido de champús y jabones, y a seguir el ejemplo... 


Lamentablemente, la mejor experiencia de nuestro viaje había terminado y tuvimos que dejar Hakone y sus baños termales para volver a la ciudad. 

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