sábado, 7 de febrero de 2015

Myanmar: Mandalay

Varias paradas por el camino, en sitios sorprendentemente limpios y tras 8 horas de viaje, llegamos a las 5 de la mañana a Mandalay... nuestro mayor problema era pensar que la entrada a nuestro hotel no era hasta las 12 así que decidimos ir a ver el amanecer al puente de teka mas famoso de Myanmar el Puente U Bein. Hasta allí llegamos tras el tradicional regateo con los taxistas que se agolpaban a las puertas del autobús.

El puente se encuentra en una de las cuatro antiguas ciudades que hay alrededor de Mandalay. El puente tiene 1.6 km, tiene 200 años y es un ir y venir constante de pescadores, monjes...
Una vez visto el amanecer aunque un poco nublado, decidimos arriesgarnos e ir al hotel, al menos para hacer check-in, y a lo mejor tomar un café... El Smart Hotel fue un hotel estupendo, en el centro de la ciudad, un precio genial y además nuestra habitación estaba lista a las 7 de la mañana! El cielo amenazaba lluvia así que decidimos quedarnos un rato allí, el desayuno nos dio fuerzas y la ducha caliente fue revitalizante.

Cuando la lluvia nos dio una tregua salimos a conocer la ciudad, mucho más limpia y cuidada que Yangon, en el centro está el Palacio Real, que no visitamos puesto que en su interior quedan pocos restos y además el dinero que recaudan en entradas se destina al Gobierno, al régimen militar que impera en el país y para nada democrático.

Tras recorrer un lateral de la fortaleza, nos dirigimos a una parte del antiguo Palacio que esta fuera de sus murallas. El Shwe Kyaung Monastery es el único resto original del Palacio y se trasladó fuera de los muros de este tras la muerte del rey Mindon. Tanto su exterior como su interior se encuentran laboriosamente tallados.

A unos metros de este monasterio nos encontramos con una infinidad de pagodas que pudimos visitar casi a solas.


Después de una comida estupenda en el Cafe City, en la calle 66 decidimos que ya estábamos preparados para encaminarnos hacia la colina de Mandalay. La colina se encuentra a 230 metros de altura y todo el camino hasta arriba hay que recorrerlo descalzo pues es un lugar sagrado. El camino es largo y junto con el calor y la humedad propias de la época lluviosa se hace difícil pero la recompensa en su cima son unas vistas maravillosas sobre la ciudad, el palacio y el atardecer que se refleja en los cientos de espejitos que componen el templo que está en la cúspide.





Contratamos dos motoristas que nos bajaron hasta nuestro hotel de nuevo y tras una ducha y una vez contratado lo que íbamos a hacer al día siguiente decidimos cenar en la terraza de nuestro hotel que estaba promocionando su nuevo restaurante y cocteles gratuitos para los que estábamos en él alojados.

Al día siguiente decidimos contratar un taxi que nos llevara a las cuatro ciudades antiguas que hay alrededor de Mandalay:

Amarapura
Su nombre en sanscrito significa Ciudad de la Inmortalidad y fue la capital de Myanmar desde 1823 a 1841 en que el Rey Budawpya cambió la capital a Inwa. Posteriormente el Rey Mindón mandó construir Mandalay y trasladó la capitalidad allí. Y aunque ya habíamos visitado su parte más famosa: el puente U-Bein y estuvimos allí para ver amanecer volvimos a ver atardecer.



Inwa (AVA)
Cruzando el río en una pequeña barca nos acercamos a Inwa, donde cogimos un coche de caballos que nos mostró los tesoros que aún guardan estas antiguas ciudades.














Nos sorprendió aquí que, en lugar de pedirnos dinero, me pidieran a mí concretamente productos de belleza. No llevaba mucho encima y lo poco que tenía (una barra de labios, una pequeña colonia) se la entregué a las chicas que me la pidieron, eran encantadoras y les hubiera dado todo el neceser si lo hubiera llevado encima.

Sagaing y Mingun
A orillas del río Ayeyarwady se encuentran estas pequeñas ciudades que cuenta con numerosos monasterios.



A la mañana siguiente un minibús viene a recogernos y junto con dos parejas de turistas mas ponemos rumbo a Bagan y sus cuatro mil templos. 

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