miércoles, 30 de septiembre de 2015

Taiwan: Hualien

Tengo que reconocer que nunca hemos conseguido acostumbrarnos al horario local, pero es que el horario local era complicadillo, para empezar a las 8 de la tarde ya era difícil encontrar algo abierto donde cenar, cosa extraña, porque además cuando intentamos desayunar todo abría a las 11 de la mañana. Así que dentro de esta franja horaria tan limitada nos apañábamos como podíamos.

El caso es que llegamos a Hualien a las 11 de la noche y allí tuvimos el único percance de todo nuestro viaje con los taxistas que había esa noche en la estación de tren… Durante todo nuestro viaje la gente nos ha parecido maravillosa y siempre nos han puesto buena cara a pesar de que en más de una ocasión el idioma no estaba de nuestro lado (en Taiwan se habla el chino antiguo, el tradicional, no el mandarín simplificado).

Volviendo a los taxistas, todo empezó en la cola de los taxis… intentamos coger uno y se fue, creímos habernos equivocado al pensar que estaba libre así que nos dirigimos al siguiente, que en cuanto nos vio también se fue, así como el que le siguió. Supusimos que por el hecho de vernos occidentales ya instantáneamente pensaron: “con estos no me voy a entender”… llevábamos la dirección escrita, pero en fin… el caso es que como decía antes la gente es estupenda y entre cuatro vecinos que salían de la estación pararon un taxi para nosotros, buscaron nuestro hotel en sus teléfonos y le indicaron al taxista (que ya no tenía escapatoria porque estaba rodeado) donde llevarnos  :-) 

Nuestro hotel en Hualien, el Happiness163, era una casa de tres plantas reformada y la habitación estaba muy bien, era grande, la cama cómoda, la ducha estupenda, y más o menos  céntrico. A la mañana siguiente teníamos pensado salir temprano hacia el Parque Nacional así que después del check-in, unas cuantas preguntas de logística al recepcionista y una ducha nos fuimos a dormir para madrugar…

Día 3

El tercer día comienza con la aventura del desayuno… y esta es una historia que se repetirá a lo largo de nuestro viaje excepto en los dos hoteles en los que estaba incluido… En Hualien el recepcionista nos comenta que podíamos desayunar en el local que había al lado, que era un sitio tradicional… Yo puedo comer y cenar noodles y arroz durante un mes sin cansarme, pero para desayunar quiero un café y he aquí el punto más complicado de nuestro viaje… las cafeterías que nos encontrábamos abrían a las 11 de la mañana, seguramente para atender las demandas de almuerzos de mediodía, así que cada desayuno era una aventura en busca de café. Así que aquí perdimos un poco de tiempo explorando, buscando un desayuno.


Decidimos alquilar una moto para ir al Parque Nacional de Taroko, que es enorme y por ello hay que acceder o bien en bus, o en coche o en moto, nosotros optamos (como siempre) por esta última opción, así que volvimos a la estación de tren porque es alrededor de este lugar donde se encuentran la mayoría de las tiendas de alquiler. Después de un par de intentos y alguna ayuda de traducción por parte de un chico local conseguimos alquilar una moto para dos días que nos daría la independencia suficiente para movernos como nos apeteciera.

Cuando llegamos al Parque, a una media hora desde que salimos del centro de la ciudad, amenazaba lluvia, así que fuimos a consultar al punto de información y allí nos informaron de que se acercaba un tifón, ¡un tifón! Pero ya estábamos allí y no íbamos a tener otra oportunidad, le consultamos al señor si cerraban el Parque en caso de peligro y nos dijo que si, así que mientras ellos estuvieran tranquilos nosotros también y pusimos rumbo a nuestro primer trekking.


Taroko es una maravilla de la naturaleza, las rocas de mármol vistas, los caminos, el agua… Solo hay que elegir que camino se quiere hacer, aparcar ¡y ponerse en marcha!






Al final el día se quedó precioso y pudimos estar allí hasta  la tarde y hacer cuantos trekkings nos apetecieron para acabar comiendo dentro del parque en un área de descanso.



El acceso al Parque no tiene ningún coste.

Volvemos a Hualien encantados con el día maravilloso que hemos pasado y en el hotel nos comentan que hay verbena por ser época estival y que nos acerquemos al Night Market. Así que después de una ducha dejamos la moto en el hotel y nos dirigimos andando a donde nos habían indicado… y vaya fiesta tenían montada! todo el pueblo allí metido, concierto, puestos de comida, atracciones…  decidimos coger algo para picar y seguir recorriendo las decenas de puestos que había. 












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