Tengo
que reconocer que nunca hemos conseguido acostumbrarnos al horario local, pero
es que el horario local era complicadillo, para empezar a las 8 de la tarde ya
era difícil encontrar algo abierto donde cenar, cosa extraña, porque además
cuando intentamos desayunar todo abría a las 11 de la mañana. Así que dentro de
esta franja horaria tan limitada nos apañábamos como podíamos.
El
caso es que llegamos a Hualien a las 11 de la noche y allí tuvimos el único percance
de todo nuestro viaje con los taxistas que había esa noche en la estación de
tren… Durante todo nuestro viaje la gente nos ha parecido maravillosa y siempre
nos han puesto buena cara a pesar de que en más de una ocasión el idioma no
estaba de nuestro lado (en Taiwan se habla el chino antiguo, el tradicional, no
el mandarín simplificado).
Volviendo
a los taxistas, todo empezó en la cola de los taxis… intentamos coger uno y se
fue, creímos habernos equivocado al pensar que estaba libre así que nos
dirigimos al siguiente, que en cuanto nos vio también se fue, así como el que
le siguió. Supusimos que por el hecho de vernos occidentales ya
instantáneamente pensaron: “con estos no
me voy a entender”… llevábamos la dirección escrita, pero en fin… el caso
es que como decía antes la gente es estupenda y entre cuatro vecinos que salían
de la estación pararon un taxi para nosotros, buscaron nuestro hotel en sus
teléfonos y le indicaron al taxista (que ya no tenía escapatoria porque estaba
rodeado) donde llevarnos :-)
Nuestro
hotel en Hualien, el Happiness163, era
una casa de tres plantas reformada y la habitación estaba muy bien, era grande,
la cama cómoda, la ducha estupenda, y más o menos céntrico. A la mañana siguiente teníamos
pensado salir temprano hacia el Parque Nacional así que después del check-in,
unas cuantas preguntas de logística al recepcionista y una ducha nos fuimos a
dormir para madrugar…
Día 3
El
tercer día comienza con la aventura del desayuno… y esta es una historia que se
repetirá a lo largo de nuestro viaje excepto en los dos hoteles en los que
estaba incluido… En Hualien el recepcionista nos comenta que podíamos desayunar
en el local que había al lado, que era un sitio tradicional… Yo puedo comer y
cenar noodles y arroz durante un mes sin cansarme, pero para desayunar quiero
un café y he aquí el punto más complicado de nuestro viaje… las cafeterías que
nos encontrábamos abrían a las 11 de la mañana, seguramente para atender las
demandas de almuerzos de mediodía, así que cada desayuno era una aventura en
busca de café. Así que aquí perdimos un poco de tiempo explorando, buscando un
desayuno.
Cuando
llegamos al Parque, a una media hora desde que salimos del centro de la ciudad,
amenazaba lluvia, así que fuimos a consultar al punto de información y allí nos
informaron de que se acercaba un tifón, ¡un tifón! Pero ya estábamos allí y no
íbamos a tener otra oportunidad, le consultamos al señor si cerraban el Parque
en caso de peligro y nos dijo que si, así que mientras ellos estuvieran
tranquilos nosotros también y pusimos rumbo a nuestro primer trekking.
Al
final el día se quedó precioso y pudimos estar allí hasta la tarde y hacer cuantos trekkings nos
apetecieron para acabar comiendo dentro del parque en un área de descanso.
Volvemos
a Hualien encantados con el día maravilloso que hemos pasado y en el hotel nos
comentan que hay verbena por ser época estival y que nos acerquemos al Night
Market. Así que después de una ducha dejamos la moto en el hotel y nos
dirigimos andando a donde nos habían indicado… y vaya fiesta tenían montada!
todo el pueblo allí metido, concierto, puestos de comida, atracciones… decidimos coger algo para picar y seguir
recorriendo las decenas de puestos que había.
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