miércoles, 11 de abril de 2012

Los Campos de la Muerte de Choeung Ek y el Museo Tuol Sleng (Vietnam)

Cuesta imaginar la gran ciudad de Phnom Penh vacía en tan solo tres días, cuando, tras la guerra, el régimen de Pol Pot y los jemeres rojos engañaron a todos los habitantes de las ciudades para que las abandonaran con el falso pretexto de que EE.UU. iba a bombardearlas. Así, consiguieron trasladar a todas las personas a campos de concentración y comenzar una pesadilla que no terminaría hasta cuatro años más tarde, dejando tras de sí la historia de un genocidio del que aún intentan recuperarse. 

Los campos de la Muerte de Choeung Ek se encuentran a 16 km de Phnom Penh, no son los únicos que hay en Camboya ni tampoco donde más gente murió, pero la visita a este lugar impresiona por su silencio, por los crímenes incomprensibles que aquí se vivieron y por la más absoluta tristeza que se queda grabada en las mentes y los corazones de quienes lo visitan. 



Lo primero que se ve al acceder a los campos es una enorme estupa blanca, construida en conmemoración de las 17000 víctimas que fueron aquí ejecutadas. En su interior se guardan los huesos y calaveras que fueron recogidas en este campo. Sólo 86 fosas comunes han sido escavadas de las 129 que se cree hay en total. Los enormes agujeros de la tierra dan fe de donde estaban localizadas. Los movimientos de tierra y las lluvias sacan a la superficie de vez en cuando restos y dientes que son guardados con reverencia, por ello piden a los visitantes que no se salgan del camino para evitar pisarlos y poder recogerlos y conservarlos dignamente. 

A lo largo del camino, y con una audio-guía (totalmente recomendable de escuchar durante el trayecto) uno se imbuye en la terrible historia que aquí se vivió. Desde el punto donde se tomaban los nombres de los que llegaban hasta allí hasta el árbol rojo, rojo por la sangre que se derramó en él, este árbol, lugar donde asesinaban a los niños estrellando sus cabezas contra el tronco para luego lanzarlos a una fosa común. La sinrazón de un campo donde las víctimas cavaban sus propias tumbas y luego eran golpeados hasta la muerte porque las balas eran demasiado preciadas para malgastarlas con ellos. Donde se descubre la cobardía de sus sicarios en la nocturnidad de las masacres, pues solo asesinaban a la gente por la noche y mientras sonaban los cánticos del Angkar (la organización) por los altavoces, para que el resto de prisioneros no escucharan lo que estaba sucediendo en el exterior. 

Muchos de los restos que aquí se encontraron pertenecen a prisioneros torturados en la prisión S-21… nuestra siguiente parada. 

Museo Tuol Sleng 

También llamada prisión S-21 era un antiguo instituto de secundaria, reconvertido en prisión estatal por las fuerzas de Pol Pot, el mayor centro de detención y tortura del país. 

El Museo conserva la estructura tal y como estaba organizada por aquel entonces, solo siete personas salieron con vida de este lugar. Las habitaciones de uno de los edificios conservan las camas metálicas donde eran torturados los prisioneros, los grilletes y los diferentes modos de tortura que se les imponía si no reconocían que formaban parte de la CIA (lo que para la gran mayoría no tenía ningún significado, pues nunca habían oído hablar de ella) pero siempre acababan confesando en falso ante las terribles torturas. 



Uno puede imaginar los horrores al pasar de una a otra y a otra habitación, o al ver las diminutas celdas donde permanecían encarcelados los reclusos, pero lo más doloroso de ver es el edificio que contiene las fotografías de las personas que pasaron por allí y que no salieron. Cientos y cientos de caras de hombres, mujeres y niños, familias al completo, que fueron tomados prisioneros sin ningún motivo. Cada prisionero está identificado con un número enganchado a su camisa, o a falta de ella, sobre la propia piel. 

El sentimiento de tristeza después de pasar el día sumido en aquella oscura época es tan brutal que es difícil volver a la normalidad, las imágenes se han quedado grabadas y uno solo puede pensar que si a un turista le sobrecoge de tal manera es de admirar que los supervivientes de aquella terrible parte de la historia de su país estén haciendo todo lo posible por sobreponerse, levantar la cabeza y mirar hacia adelante.

Vamos a volver la cara a otra parte más amable de Camboya, su mayor tesoro... los templos de Angkor! Sigue el siguiente post!

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